Los signos

Las señales no existen. Hay libros que prometen al lector un panorama detallado, un compendio completo de significados, el esclarecimiento del más grande misterio de la humanidad: las señales en las relaciones sentimentales. Sin embargo no existen dichas señales, al menos no de la manera sutil en la que siempre se han querido presentar. Las mujeres (sea o no su día) son seres complicados. No hay señal que funcione 100% de las veces. Que si dicen “No” en realidad quieren decir “Sí” que si dicen “Sí” en realidad quieren decir “quien sabe”. La realidad nuevamente derrumba las teorías. Lo siento mucho, la mayoría de las mujeres ni siquiera saben bien lo que quieren en todas las ocasiones, tal como los hombres.


Para ellas lo fundamental es sentirse queridas y protegidas. Imposible tratar de entenderlas. Y tratar de descifrar un pensamiento que ni incluso ellas entienden del todo, porque cambia de un día a otro. Lo mejor que se puede hacer con las mujeres es intentar hacerles ver que lo late en nuestro pecho es amor y hay que hacérselo ver con decisión y constancia. No hay señales. No sabemos realmente lo que piensan hasta cuando ellas aceptan y ahí asumimos que sabía lo que hacía en ese instante cuando nos respondió y nos seguimos de largo con la felicidad.

Quizá el día de mañana nos diga (cómo político) que no quiso decir lo que dijo, pero mientras tanto que felices fuimos.

Quien intente entender a las mujeres tendrá que clasificarlas y habrá tantas clasificaciones como mujeres han pisado en el planeta, quien intente sacar ventaja de sus bellas debilidades se encontrará con sus imbatibles fortalezas.

Conquistar a una mujer se trata de mostrarle lo mejor de nosotros y de hacerle ver que con nosotros sería mucho más feliz que con cualquier otro hombre. Para muchos insulsos significa que la chica se interese en nosotros sin importar quienes somos, sino por lo que aparentamos. Los falsos conquistadores cambian ellos mismos para que las mujeres bajen la guardia y así ellas se enamoran de la nada. De una imagen, de una ilusión. Y cuando esta se desvanece (todas las ilusiones acaban tarde que temprano) solo queda el yermo árido del sufrimiento.

Los falsos conquistadores de mujeres son también sus grandes enemigos. A pesar de que dicen amarlas a todas en la realidad no aman a ninguna. Aman el momento, aman la sensación. Y no todas las mujeres son capaces de mirar a las experiencias pasadas como tiempo de aprendizaje e instantes felices. Para algunas se convierten en lápidas que las habrán de acompañar por todas las relaciones.

Y sin embargo, las mujeres poco a poco se olvidan de esas cosas y ellas mismas también se inclinan a los momentos fugaces que resultan en su contra. Y también ellas han aprendido a mirar a donde les indica la concupiscencia y también se olvidan de lo que ellas mismas buscan y de pronto se encuentran todavía más perdidas.

No hay señales. Simplemente tiempo compartido. Si cuando estas con alguien sientes que eres la persona más feliz, si cuando estas con alguien eres mejor persona, si quieres que tus hijos se parezcan a ella y ella siente exactamente lo mismo. Eso no es una señal, simplemente una bendición que hay que aceptar.

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