Ano Hi Mita Hana no Namae o Bokutachi wa Mada Shiranai (Cal. 7.5)

Quisiera decir que esta serie (Todavía no sabemos el nombre de la flor que vimos ese día) es muy buena porque tiene elementos propios de una serie inteligente. Una buena musicalización, una premisa interesante (aunque no innovadora) y algunos personajes complejos (no en ese orden). Sin embargo hay algo que no encaja, una mezcla que no se integra, un guión que no se expande ni concluye.


La anécdota de una niña linda que se ahoga en el rio tendrá siempre una injusta comparación con Cross Game (Adachi, Sekita, 2010), pues siendo está última una obra maestra de la animación japonesa será difícil que otra serie salga avante. Pero aún así los creadores se animan a competir y lo hacen de manera interesante pues la primera mitad de la serie nos sumerge en la duda sobre si Menma es una alucinación del verano de Jintan o es en verdad el fantasma adolescente de su amiga y por supuesto amor infantil (¡faltaba más!) que se le materializa precisamente en su primer verano como preparatoriano.

La muerte de Menma causó un gran estrago en el grupo infantil Super Peace Busters (Los super aventureros de la paz) seis amigos que con toda su pasión buscaban mejorar su parte del mundo, soñando y jugando. Ninguno de ellos supo cómo reaccionar a una muerte que en parte fue accidente y en parte su culpa. Mucho más accidente que su culpa por supuesto. Y así la serie se encargará de enseñarnos como los ahora adolescentes cada uno a su manera tratan de paliar ese dolor, porque la niña, por si fuera poco, no era una niña cualquiera, hermosa, tierna, cariñosa. Si Jintan era el cerebro del grupo sin duda era ella el corazón.

El inicio de la serie toma a Jintan, quien se ha convertido en un hikikomori (ni estudia, ni trabaja, solamente se pasa el día encerrado en su casa) y quien al parecer comienza a tener una alucinación del verano, pues comienza a ver a Menma quien ha crecido pero aún conserva sus actitudes infantiles ¿será un verdadero fantasma? ¿será simplemente una mala pasada del inconsciente de Jintan? La primera parte de la serie lidia con ese problema y en ese sentido es la más interesante pues confronta a los amigos, quienes vuelven a reunirse por la esperanza invisible de domar sus propios miedos y aminorar sus propios sufrimientos.

Cuando se descubre cuál es la naturaleza de Menma se desinfla parte importante de la trama que se vuelve emotiva a fuerza de mini tragedias y llantos y no como una historia de redención. Al final la serie hace referencia a esa flor que vimos el verano pasado de cuál no recuerdo el nombre pero sé que todavía está floreciendo en alguna parte. Una forma muy poética de decir que aunque no recuerdo los detalles se que viví algo hermoso y que existe en alguna parte aunque no recuerde los detalles.

El final de la serie no ayuda mucho y deja la idea de que quizá estaban esperando que se aprobara una nueva temporada y que cuando esto no sucedió tuvieron que terminar como mejor pudieron. Aún cuando parece que el director Tatsuyuki Nagai (Toradora!, 2008) ha encontrado su estilo, esto no salva la animación. Por otro lado me sorprende un guión original tan débil de Mari Okada (Gosick, 2011) quién ya nos había acostumbrado por lo menos a adaptaciones eficientes, y que aquí no sabe expresar el tremendo cambio y sorpresa que te brinda la posibilidad de redimir los errores que te han acosado desde pequeño, el despedirte de una gran amiga y tratar de reencontrarte con tus viejos compañeros. Todo esto sonaba muy bien, desafortunadamente la ejecución se queda a medias.