El amor no siempre tiene que ser correspondido

Cuando estas enamorado la vida se ve de otra forma. Yo no diría que de color rosa, porque hay unos tonos rosas bastante chocantes, pero sí de una manera mucho más leve. Ahora que hay distintos tipos de amor. En ocasiones basta con estar enamorado a la distancia para sentir esa energía que desprende tan noble sentimiento.


No todos los amores están destinados a concretarse, convertirse en una relación correspondida. Pero hay algo que tienen en común todos los buenos amores y es que nos hacen mejores y nos hacen felices.

Alguien puede decir que es muy tonto tener un amor platónico. Es decir un amor dónde solo uno es el enamorado y que incluso no se planea llevar a una relación sentimental mutua. El mirar por la ventana y tratar de reconocer en la nieve, en la lluvia, en las nubes, en el sol a aquella persona que con solo verla nos hace sentir bien no tiene porque girar en dos direcciones.

Este sentimiento es únicamente tonto cuando nos aliamos de otros sentimientos como el egoísmo. Es decir, cuando aún sabiendo que no es posible, nos aferramos religiosamente a que la otra persona nos corresponda. Entonces el amor se convierte en obsesión y solo puede acabar mal. El amor no es egoísta, si esa persona a la que nosotros no vamos a poder nunca abrazar o besar es feliz, eso es más que suficiente para que nuestro amor se vea recompensado. Y llegado el momento dejaremos ir ese amor para voltear a otro, pero con la conciencia tranquila de que lo disfrutamos a nuestra manera y que nos hizo ser mejores. ¿Cómo nos hizo ser mejores? De muchísimas maneras, el amor sano tiene la facultad de motivarnos a tratar de ser mejores para que esa chica a la que amamos a lo menos nos mire con cierto agrado. El amor también puede motivarnos a ayudarla en su vida porque si ella es feliz nosotros seremos felices y mucho más aún al saber que la ayudamos.

Aun si no lo planeamos, en nuestra alegría por estar cerca o lejos de ella, nos motivará a enfrentar con mucho mayor empeño nuestras tareas diarias incluso miraremos con menos antipatía a aquel chico que nos hace la vida de cuadritos en la escuela o en el trabajo. Así es el amor sano, se expande furioso por toda nuestra vida.

Los amores platónicos son muy bonitos cuando los vinculamos a la esperanza y no a la tristeza. Se trata de alegrarnos de estar en el mismo mundo y en el mismo tiempo de esa persona a quien amamos y no des estar cabizbajos porque ella nunca nos va a hacer caso. Se trata de luchar por tener muchas más virtudes para llamar su atención y no de tirar la vida por la ventana porque no tenemos futuro.

Además siempre hay, aunque diminuta, una oportunidad y más vale que cuando esta llegue nos encuentre preparados. Imaginaos que estamos todos tristes y desconsolados cuando la chica rompe su compromiso matrimonial y necesita a alguien que la consuele, a nosotros nos tomaría mucho tiempo reponernos de nuestro sufrimiento para ayudarla. Por el otro lado si estábamos felices por su inminente boda pues podremos comprender mucho mejor por lo que está pasando y podremos ayudarla a salir de su dolor y por ahí, por ese mínimo resquicio, podremos acceder a su corazón.

La clave del amor, del correspondido, del posible y del casi imposible es amar de verdad. Y escribo casi imposible porque si su amor es genuino y su perseverancia inamovible no hay nada que no se pueda lograr.

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