Las trampas de la corte

A muchos nos gustaría ser famosos. Tener el mejor asiento en un concierto, que nos dejaran entrar a los restaurantes de moda sin hacer fila ni reservación, que las chicas más atractivas del momento nos guiñaran el ojo. Sin embargo la fama tiene sus lados oscuros que muchos fallamos en ver y en apreciar.


No hablaré de que tu vida privada se reduce a la nada, todo lo que digas y todo lo que hagas es y será usado en tu contra, así que tienes que aprender a que si un día te sales de tu casa con pantuflas de Barney medio país dirá que eres un pervertido prehistórico o un imbécil genial, aunque la gente “común y corriente “ también salga en sandalias escandalosas todos los días, esto sucede porque los famosos no son personas normales, son famosos.

Para mí lo más complicado de la fama es la interacción con otras personas, pues como eres popular muchas personas quieren que seas su amigo o su pareja pero no entienden o no les interesa tu personalidad real. Se acercarán a ti por una imagen, por una apariencia. Cuando el famoso se da cuenta de esto se siente solo, porque no se siente estimado por las cosas sencillas por las que queremos a nuestros amigos, a saber que concina muy bien, que es sincero, que es medio torpe para lavar los platos. Las personas que se acercan lo hacen incluso ignorando en general los detalles humanos.

Ahora también habrá quien se acerque por ambición, por ganar algo, por obtener algo del famoso. Y para este último será muy difícil identificar quien es sincero y quién no. Quien se acerca simplemente por su belleza y popularidad y quien lo hace identificando al ser humano que está ahí en alguna parte. Ser famoso, curiosamente es una vida muy solitaria, de muchas desconfianzas o de tragedias fáciles lo que suceda primero.

Esto y más pensaba al ver a Kalimba (artista de color medianamente famoso en México) al ser apresado acusado de violación de una menor de edad. Ignoro en lo más mínimo si es culpable o no, pero no deja de sorprenderme lo eficientes que resultan las autoridades nacionales para apresar ¡en el extranjero! a un tipo que cometió un delito local mientras varios de los narcotraficantes más peligrosos del mundo están libres y gozando plenamente su libertad.

Si Kalimba es culpable de algún delito tendrá que ir a la cárcel, y que bueno. Por lo menos uno de los muchísimos criminales que violan, maltratan y se aprovechan de niñas y niños sin familia, estará donde merece. Ahora que si es inocente, prácticamente su carrera está acabada. Le pedirán disculpas cuando lo dejen salir después de varios meses en prisión. Pero ya nada será igual. Porque la mayor parte de su fama consiste en el talento: buen bailarín, excepcional intérprete, músico mediano, novel DJ. Si fuera como otros artistas que adquieren su fama del escándalo este suceso no sería sino un trampolín para despuntar. Pero nada tan dañino para el talento que la sombra de la duda.

¿Quién contrataría a un cantante que puede (y hay que recalcar “puede”) ser un violador? ¿Tú lector, lectora? ¿Tus papás? En cambio un verdadero criminal confeso y sentenciado Sí es contratable por un público que de verdad no le importa ni la víctima ni el castigo, que es rebelde, o bien que cree en la redención al grado máximo. He ahí a Gloria Trevi.

La fama, como las mujeres, es hermosa y peligrosa. Hay que aceptarla y disfrutarla con respeto y con sus restricciones. O bien renegar de ella. No se necesita ser famoso para ser feliz. Todo lo contrario creo que es mucho más difícil ser feliz para los famosos. Pero ellos, para no perder su fama, siempre lo negaran.

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