La celebridad

La Real Academia de la Lengua define celebridad como: fama, renombre o aplauso que tiene alguien o algo. Y a su vez la fama es la opinión que la gente tiene de la excelencia de alguien en su profesión o arte. Es decir la celebridad es la fama que tienes por hacer algo bien, o se supone que eso debería de ser.


Fama, sin embargo, también se refiere a la opinión en general que puede tener la gente sobre alguien, sea esta buena o mala, de ahí que haya buena fama y mala fama. Y así una celebridad puede ser agradablemente famosa o tristemente célebre.

Para alcanzar la celebridad hay que ser conocido por muchas personas. Las frases célebres son un ejemplo muy claro de los efectos de la celebridad.

Muchas de ellas son dichas en momentos, circunstancias y hasta en palabras distintas a las que la gente poco a poco va recordando a fuerza del cambio voluntario. Frases como la de “Es un pequeño paso para [un] hombre pero un gran salto para la humanidad”, han sido cambiadas lo suficiente para tener una repercusión más amplia. Por ejemplo el “un” entre corchetes fue algo que se le olvidó decir a Armstrong pero la gente sin menor empacho lo añadió corrigiendo un error gramatical, comprensible por la emoción del momento, pero bastante incómodo. También la frase fue cambiada en su tiempo, para muchos es la primera frase que se dijo cuando el hombre pisó la luna, la verdad es que la primera frase fue un anticlimático “Houston, ¿me copian?”. Como estas hay muchas frases célebres que definitivamente son fruto del ingenio instantáneo o de la reflexión concienzuda pero una vez que se anidan en el conocimiento popular son cambiadas, mucho o poco, para coincidir con las expectativas de todos, que quizá no sean muy altas pero sí son muy inocentes.

Una persona célebre tiene que pasar por el mismo proceso de purificación. Tendrá que cortarse las aristas para que pueda embonar en el concepto de celebridad de una mayor cantidad de personas. Mientras más personas menos aristas habrá que tener. Lo que involucra menos gustos personales, menos pensamientos “únicos”, menos ideas originales que involucren reflexión. Por eso las Miss Universo luchan por la Paz Mundial, ¿quién podría rechazar dicho deseo? Sin embargo creo que nunca vamos a ver una Miss Universo que luche por las condiciones sociales en China o la deforestación de la selva Amazónica, porque son ideas en las que no todos están de acuerdo. Sobre todo los beneficiados por estas tragedias.

Y ahí tenemos a Kalimba, que no luchaba por los derechos de las minorías, que no quiso el reencuentro con los OV7, que no escuchó el programa Apócrifo por MCAnimerado acerca de la ordenanza 156 de Tokio, y quizá por esto o nada más porque le ganó la calentura a lo menos se involucró con una menor de edad (esta por saberse si tuvieron coito o no) y ahora este chico a quien le costó llegar a la fama, tanto como le puede costar a una persona de color en México, le espera casi de seguro: la celebridad carcelaria. Y a partir de este momento y por muchos años será reconocido no por su talento (que hay que reconocer que lo tiene) sino porque fue incapaz de pedir una identificación en un momento de pasión carnal. La fama además de todo es veleidosa.

Estamos en contacto.

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