En las vísperas del fin de semana

Hola

Hoy iba a hablar sobre el Viernes pero recordé de pronto que en realidad quería hablar de otra cosa, le dejo pues el título engañoso de en las vísperas del fin de semana y procedo con el verdadero contenido de esta entrada.

Hace ya varios años, iba caminado muy quitado de la pena pensando en las idioteces que siempre pienso cuando no tengo nada mejor que hacer, cuando me percaté que frente a mi se extendía un mediano charcho lodoso. No me pregunten a dónde iba ni de dónde salí, el caso es que me encontré frente aquella leve acumulación de agua estancada y a la vez me econtré frente a un gran dilema ¿lo brincaba o le daba la vuela? Ahhh lectora, lector estimado esta no es una pregunta menor todo lo contrario fue de gran relevancia en mi vida. Porque de pronto fue obvio para mi que el saltarlo sería muy peligroso y el rodearlo era una opción de mínimo esfuerzo. Y en ese punto fue claro para mi que había madurado.

Estuve seguro de que si pensará como un niño lo habría saltado, pero en ese momento era terriblemente palmaria la verdad de que no lo haría porque no era lo mejor.
Ese día me dí cuenta de que había dejado de ser un adolescente impulsivo y estúpido.

Pensativo rodeé el obstáculo y llegué a  mi destino. De regreso por el mismo camino intenté saltar el charco y caí dentro de él, ensuciándome hasta el paladar.
¿Lecciones? Ni siquiera las voy a escribir, este asunto es tan complejo que hasta me da miedo pensar en todoas sus ramificaciones. Sin pasar por las práctias y la tunda que casi me sorraja mi mamá por llegar horriblemente chamagozo a la casa.

Al final me quedo con la idea de que son elementos mínimos de la vida, los que nos demuestran nuestro estado mental.

Mientras más edad tenemos nos aferramos a lo conocido en mi  caso no por comodidad sino por discriminación sencilla. Por eso me gusta informarme más de las películas antiguas que de los estrenos más recientes. Conforme pasa el tiempo las opciones disminuyen es como cuando viajamos y los carminos alternos van despareciendo conforme nos acercamos a nuestro destrino y por eso resulta más atractivo mirar a las alternativas pasadas, con rencor, orgullo o alegria.

En fin, cuando tengan la oportuidad sería bueno que se preguntaran a ustedes mismos que harían diferente si tuvieran unos años más o unos años menos.

El ejercicio funciona en dos niveles. El primero es que nos indica dónde estamos y montados en este conocimiento nos permitirá saber a dónde queremos llegar.

Cuando tenga oportunidad subiré el video Nothing in My Way de Keane. Creo que tiene que ver con todo esto.





Nos leemos.

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