Ya que estamos en eso
Entiendo, sin justificar, que la vasta mayoría de mis millones de lectores (según encuestas recientemente dadas a conocer el sitio más visitado en la red es www.playboy.com y el segundo es http://djsubtiempo.blogspot.com) se hayan sentido al borde del desfallecimiento y de la furia indomable al darse cuenta que el día de ayer llegaba a su término con la tremenda ausencia de mi entrada diaria en el blog.
No la pude hacer. Por un lado mi carga laboral se incrementó a niveles tristísimos (eso de trabajar siempre me causa una cierta melancolía) y por el otro tuve que presentar mi declaración de impuestos. Ya lo decía el buen Benjamín Franklin: “lo único seguro en este mundo son la muerte y los impuestos”. Por si esto fuera poco me tuve que ir a la cama (a dormir) temprano porque tenía, y así lo hice, que levantarme a las 5am. Todo esto me dejó con unos cuantos minutos de distracción en los cuales me fue imposible conectar mi solitaria neurona con mis dedos para escribirles algo significativo.
Todo lo anterior podría concebirse como un párrafo de excusas. De hecho lo es, aunque me gusta más pensar que es una explicación indispensable de lo que pasa en mi vida, la cual no creo que les interese demasiado, pero a lo menos les brinda una idea de que me no me comuniqué con ustedes porque algo más o menos fuera de mi alcance estaba sucediendo y no porque hubiera decidido rascarme la barriga y olvidarme de ustedes quienes amablemente tienen la gentileza de usar su escasísimo tiempo en leer mis desatinos.
Hoy temprano antes de ir a trabajar tuve que visitar a mi amiga la hippie. Al menos la veo dos veces a la semana, se encuentra alegre pero ahora es por mucho el sueño de cualquier quinceañera bulímica. Delgada hasta el hueso se entretiene en su inmenso jardín, y cuando digo inmenso quiero decir i-n-m-e-n-s-o, pero no pone muy poca atención en comer lo suficiente lo cual es indispensable para su pronta recuperación. Paso número 1: tener muchas ganas de recuperarse. Paso número 2: hacer todo lo posible para recuperarse. Las dos cosas son, hasta dónde entiendo, igualmente difíciles o igualmente fáciles.
Un día estaba en una clase cuyo contenido guardaré para siempre como un secreto inconfesable y mi instructor me dio la muestra para hacer una actividad: “¿ves que simple es?” me dijo, y yo contesté: “las cosas comúnmente se ven más sencillas de lo que realmente son” y el reviró: “a veces simplemente pensamos que son más difíciles”. Y yo me quedé callado. Para estas circunstancias generalmente soy bastante lento. Para mí una frase, incluso la más sencilla, posee muchas implicaciones así que me quedé reflexionado sobre esta idea y al final creo que encontré la respuesta perfecta: “la única forma de saber su verdadera naturaleza es intentándolas”.
Mi primera frase no estaba relacionada con la complejidad de la tarea, sino simplemente con la idea de que una cosa es ver los toros por detrás de la barrera (horrible costumbre esa de torturar y matar a los toros) y otra muy distinta estar en el ruedo. Un gran maestro músico, por ejemplo, puede tocar su instrumento de forma tan espléndida que podría parecer sencillo, sin embargo detrás de ello hay horas y horas y horas de preparación. Entiendo lo que decía mi instructor, que si pensamos que la tarea es muy difícil entonces para nosotros así lo será sin importar su verdadera naturaleza. Eso es innegable, pero parte de otra conversación. Lo que realmente quería decirle es que la única forma de saber si algo es fácil o difícil es intentándolo, ver no es suficiente ya que la mayoría de las actividades tienen esa lejana y amenudo engañosa facilidad.
No sé qué tan difíciles sean estos días para mi amiga la hippie, no se lo que es estar en sus zapatos, pero de todo corazón deseo que Dios le ayude para salir con bien de los momento aciagos.
Estamos en contacto
PD. Debido a mi retraso, la siguiente entrega de El Paso Imposible saldrá mañana y el sábado la de Una historia destinada al fracaso. No se las pierdan amiguitos.
No la pude hacer. Por un lado mi carga laboral se incrementó a niveles tristísimos (eso de trabajar siempre me causa una cierta melancolía) y por el otro tuve que presentar mi declaración de impuestos. Ya lo decía el buen Benjamín Franklin: “lo único seguro en este mundo son la muerte y los impuestos”. Por si esto fuera poco me tuve que ir a la cama (a dormir) temprano porque tenía, y así lo hice, que levantarme a las 5am. Todo esto me dejó con unos cuantos minutos de distracción en los cuales me fue imposible conectar mi solitaria neurona con mis dedos para escribirles algo significativo.
Todo lo anterior podría concebirse como un párrafo de excusas. De hecho lo es, aunque me gusta más pensar que es una explicación indispensable de lo que pasa en mi vida, la cual no creo que les interese demasiado, pero a lo menos les brinda una idea de que me no me comuniqué con ustedes porque algo más o menos fuera de mi alcance estaba sucediendo y no porque hubiera decidido rascarme la barriga y olvidarme de ustedes quienes amablemente tienen la gentileza de usar su escasísimo tiempo en leer mis desatinos.
Hoy temprano antes de ir a trabajar tuve que visitar a mi amiga la hippie. Al menos la veo dos veces a la semana, se encuentra alegre pero ahora es por mucho el sueño de cualquier quinceañera bulímica. Delgada hasta el hueso se entretiene en su inmenso jardín, y cuando digo inmenso quiero decir i-n-m-e-n-s-o, pero no pone muy poca atención en comer lo suficiente lo cual es indispensable para su pronta recuperación. Paso número 1: tener muchas ganas de recuperarse. Paso número 2: hacer todo lo posible para recuperarse. Las dos cosas son, hasta dónde entiendo, igualmente difíciles o igualmente fáciles.
Un día estaba en una clase cuyo contenido guardaré para siempre como un secreto inconfesable y mi instructor me dio la muestra para hacer una actividad: “¿ves que simple es?” me dijo, y yo contesté: “las cosas comúnmente se ven más sencillas de lo que realmente son” y el reviró: “a veces simplemente pensamos que son más difíciles”. Y yo me quedé callado. Para estas circunstancias generalmente soy bastante lento. Para mí una frase, incluso la más sencilla, posee muchas implicaciones así que me quedé reflexionado sobre esta idea y al final creo que encontré la respuesta perfecta: “la única forma de saber su verdadera naturaleza es intentándolas”.
Mi primera frase no estaba relacionada con la complejidad de la tarea, sino simplemente con la idea de que una cosa es ver los toros por detrás de la barrera (horrible costumbre esa de torturar y matar a los toros) y otra muy distinta estar en el ruedo. Un gran maestro músico, por ejemplo, puede tocar su instrumento de forma tan espléndida que podría parecer sencillo, sin embargo detrás de ello hay horas y horas y horas de preparación. Entiendo lo que decía mi instructor, que si pensamos que la tarea es muy difícil entonces para nosotros así lo será sin importar su verdadera naturaleza. Eso es innegable, pero parte de otra conversación. Lo que realmente quería decirle es que la única forma de saber si algo es fácil o difícil es intentándolo, ver no es suficiente ya que la mayoría de las actividades tienen esa lejana y amenudo engañosa facilidad.
No sé qué tan difíciles sean estos días para mi amiga la hippie, no se lo que es estar en sus zapatos, pero de todo corazón deseo que Dios le ayude para salir con bien de los momento aciagos.
Estamos en contacto
PD. Debido a mi retraso, la siguiente entrega de El Paso Imposible saldrá mañana y el sábado la de Una historia destinada al fracaso. No se las pierdan amiguitos.
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