Destino

Burbuja fue mi maestra de inglés por unas semanas. Mide cerca de 1. 50m, es de complexión delgada y tiene ojos azul metálico. Se supone que su tez es blanca pero cuando la conocí estaba en una breve pausa para retomar la gran expedición que ha sido su vida y que ha teñido su piel de un bronceado que ahora creo es permanente, tenía como 28 años pero parecía tener algunos más, aunque bajita y delgada era difícil asegurarlo.

Originaria del norte de Estados Unidos estudio algo así como un año en el ITESM campus Monterrey. El resultado fue que se enamoró no solo de la cultura mexicana sino del mundo exterior. Regresó nuevamente a Estados Unidos y después de ahorrar se decidió a emprender un enorme viaje por el sur de México y centro América. No recuerdo bien a bien lo que estudió pero fue algo relacionado a la asistencia social. La pequeña Burbuja quería tener como profesión ayudar a las demás personas. Viajó por México como muy pocos nativos lo hacen. Conoció el país verdadero, el de la gente humilde que trabaja la tierra, que pesca desde el amanecer, el de los paisajes sobrecogedores, el de las condiciones que hacen la vida inasible.

Una de las partes más interesantes fue la península de Yucatán dónde se mantuvo lejos de los grandes hoteles y las fiestas glamurosas. Ella disfruta de los detalles y la gente. En una foto luce muy tranquila sentada en la playa, con unos enormes lentes oscuros, con las rodillas cerca del pecho y acercado hasta sus labios la boquilla de una Corona, cuyo líquido translúcido hace juego con los tonos del ocaso.

Así es Burbuja. En algún punto se enlistó en un programa de alfabetización en Guatemala, en dónde enseño a leer a algunos niños. Un montón de chiquitines de piel morena, con ropas sucias y sonrisas enormes la abrazan y ella posa orgullosa a su lado.

Después viajó a Italia. Sin saber el lenguaje ni nada sobre el país vivió un año ahí. Conoció muchísimas cosas y ahí ayudó a un montón de gatos sin hogar. Lo curioso de Burbuja no es que haya hecho lo que pocos norteamericanos hacen sino que en el camino conoció a un montón de personas interesantes y su buen ánimo y alegría, su amor por los detalles que pueden parecer insignificantes, hicieron de todos esos días una aventura enorme. Algunos de sus amigos de EU a veces la visitaban en dónde estuviera pero la mayoría del tiempo estaba sola o con las personas que conocía en sus aventuras, que podían ser millonarios, pobres, locos o cuerdos pero todos le proporcionaban una perspectiva que ella atesoró con la humildad de quien vive para aprender y para ayudar.

Seguramente su novio y ella decidieron dejar su relación por la paz. Los pude ver en muchas fotografías pero la verdad es que entre ellos había una enorme distancia. No recuerdo el día en que la conocí, pero recuerdo varias tardes que pasamos juntos tratando de ser un buen estudiante. En esa época ella estaba ayudando a una asociación de refugiados y me platicaba de cómo esas personas dejaban todo lo que tenían en su país de origen para empezar de nuevo, desde cero, en un lugar completamente extraño. Y ella los admiraba y hacía lo posible por ayudarlos. Ella mejor que muchas personas sabe cómo es estar en un lugar que no conoces y dónde no puedes ni siquiera comunicarte.

Después de unos pocos meses, ella se fue a la India a ayudar a una asociación que brinda educación y ayuda a las mujeres. No creo que haya aprendido mucho inglés en sus clases, pero de ella he aprendido muchas cosas más. Decía que si una mujer de 1.50 fue capaz de viajar por lugares inhóspitos y salir con bien, cualquiera puede. Muchos días la extraño, preguntándome de dónde sacaba esa fuerza y esa empatía. Hace cerca de dos años que no sé nada de ella, pero una persona así sin destino geográfico pero con un destino metafísico inamovible, solo puede estar bien.

Estamos en contacto.

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