Burbuja 2

Creo que hay mucho que aprender de mi amiga la Burbuja, quien aun cuando es muy inteligente y muy agradable (sangre ligera diría mi abuelita) también tenía sus detalles curiosos.


En las pocas veces que nos vimos siempre traía una bufanda en su cuello, sin importar si hacía frio o calor, si estaba vestida de gala o en los más comunes ropajes. Era como su sello personal. Decía con cierta razón que gran parte del calor del cuerpo humano salía por ahí así que, en aquellos días invernarles en los que departimos, llevaba puesta su bufanda para mantener una buena temperatura.

No estoy muy seguro si tenía muchos amigos pero no la concibo de otra manera. En nuestras pláticas vespertinas me comentaba que muchos de sus conocidos se le acercaban y se quejaban con ella de que tenían trabajos horribles. La Burbuja decía que bien podía trabajar en una empresa y llegar al famoso salario de 6 dígitos (anual) al que muchos de los norteamericanos aspiran, pero que eso no era para ella. Muy pocas veces la escuché hablar de su familia, para ella su principal familia eran las personas a quienes ayudaba. Ella renegó del materialismo propio de su cultura y les decía a sus amistades que por lo menos intentaran conseguirse un trabajo que fuera 50% divertido y 50% aburrido así estarían contentos al menos el 50% del tiempo.

En esta última frase puede verse que a pesar de vivir de cerca el dolor de mucha gente, ella mantenía una encantadora aura de ingenuidad. Ella entendía que no todas las personas pueden dejar todo y lanzarse abiertamente a vivir totalmente a su gusto, a ayudar a los demás. Muchos tenemos responsabilidades familiares que van primero, porque para ayudar a las demás personas primero tenemos que ayudarnos a nosotros mismos. No podemos dar lo que no tenemos.

Pero decía que era ingenua porque no existe un trabajo de 50%. O la actividad te gusta o no te gusta. Es muy sencillo. Ningún puesto es tan complicado como para tener actividades tan disímbolas. Habrá algunas actividades que te gusten más y otras menos pero la mayoría te tienen que gustar. En el otro extremo habrá actividades que te desagraden y otras que incluso te puedan agradar pero todas revueltas pierden su significado. Su voluntad de dar tranquilidad se agradece pero su falta de práctica en el ámbito laboral lucrativo no le ha permitido ver más allá de su experiencia personal.

Otro de sus hábitos que nunca me agradó del todo fue su afición por Paulo Cohelo. Le encantaba contar la ocasión en que el escritor visitó Roma y ella de casualidad estaba en la librería. Por supuesto ella ya había leído algunos de sus libros y por lo tanto se apresuró a formarse para recibir el autógrafo de rigor. La Burbuja sigue comentando que estuvo pensando en algo que pudiera llamar la atención del escritor. El hecho de que sea una mujer altruista no quiere decir que no le guste llamar la atención, como a cualquier mujer. Cuando le llegó su turno la frase que encontró resulto brillante, tal y como ella es “mi meta es leer todos sus libros en un idioma distinto” ¡Órale! Por supuesto Paulo Cohelo se rio y comenzaron una breve charla en dónde ella le explicaba que ya había leído un libro en inglés, otro en español y otro en italiano. Incluso un corresponsal extranjero la quiso entrevistar pero en esta ocasión no coincidieron en los idiomas.

Supongo que no puedo criticar mucho sus hábitos de lectura, Leyendo Lolita en Tehrán (Azar Nafisi, 2003) es quizá su libro favorito, y es un libro muy duro precisamente sobre mujeres inteligentes y fuertes y con el que seguramente se identificaba sin importar su valor literario.

En tardes como la de ayer extraño nuestras clases. Estoy seguro que jamás leerá esto pero estoy seguro también de que sabe que tiene amigos que pensamos en ella y que le deseamos lo mejor.

Estamos en contacto

Comentarios

Entradas populares de este blog

Fe de erratas de Cineti-K y distancias

Iriya no Sora, UFO no Natsu (Cal. 8)

Los puntos cardinales del Edén