Mucho ayuda el que no estorba

Querer ayudar habla muy bien de nosotros, realmente ayudar habla de que además de ser bien intencionados somos inteligentes. El dicho que da nombre a esta entrada puede ser considerado como muestra de indiferencia por algunos. La decimos cuando no queremos comprometernos a hacer algo por alguien, es una salida fácil.


Sin embargo en algunas ocasiones también funciona literalmente. A veces es tan sencillo meternos en dónde no nos llaman simplemente para complicar más las cosas. No se diga en los entuertos amoroso dónde los dos amantes encontrarán el camino del amor si tienen la real voluntad de hacerlo y no necesitaran de cupidos y celestinas para hacerlo. En este tipo de situaciones ayudaremos lo suficiente mirando los toros tras la barrera. Llevar mensajitos, programar encuentros, ¡escribir cartas!, crear el plan perfecto, vez tras vez a lo largo de la historia han demostrado entorpecer el trámite amoroso más que facilitarlo y allanarlo.

En más de una ocasión en mensajero se convierte en remitente, el ayudante en señor o en el mejor de los casos la mente maestra; tan alejada de la sensibilidad del romance existente y real; planea con base en la lejanía lo que usualmente pone escoyos dónde simplemente existía una línea recta. Así es, en muchas ocasiones vale más tomar una sana distancia y que los interesados resuelvan sus propios problemas.

El hecho de que la Cruz Roja en Estados Unidos haya recabado a este momento varios millones de dólares para ayudar a Japón, habla muy bien de los estadounidenses. Quizá la mayoría descendientes de japoneses quieren ayudar al pueblo que dejaron, quizá sencillamente hay mucha gente generosa que se solidariza con un dolor que nos es a todos común. El dolor por la pérdida.

A pesar de este acto bondadoso Japón no ha solicitado ayuda material ni monetaria. El país del Sol Naciente simplemente requirió ayuda experta que le permita contener el problema en la planta nuclear de Fukushima y equipos especializados en rescate de personas. Por supuesto no se tomó a mal el dinero enviado y seguramente la Cruz Roja lo utilizará de la mejor manera posible.

Lo mejor en este momento es estar listos para cuando los nipones soliciten los esfuerzos de los otros países, ya sea para reconstrucción, para desarrollar nuevas tecnologías o para cualquier otra cosa. Fueron claros en expresar que Japón (afortunadamente para ellos) no es Haití. Ellos sí cuentan con recursos propios y con un sistema de manejo de emergencias y desastres entre los primeros del mundo, que en su mayoría es bastante autosuficiente.

Por el momento quizá lo mejor sería no estorbar. Donar a asociaciones internacionales como la misma Cruz Roja apara que llegado el momento ayuden de la mejor manera al pueblo japonés. No debemos ser una causa más de problemas como pudiera ser el donar a asociaciones “no certificadas” o mandar cadenas de correos que puedan llegar a saturar la llegada de las verdaderas noticias.

En ocasiones es mejor esperar hasta que aparezca clara la oportunidad de ayudar y entonces tomar la sartén por el mango y hacer la diferencia. Por el momento lo único que podemos hacer es esperar y desear lo mejor.

Un abrazo al pueblo japonés.

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