El sueño radioactivo

Ya lo había mencionado desde hace varios días atrás, pero lo voy a repetir cuantas veces sea necesario: las personas que están trabajando en estos momentos enfriando los reactores de la planta nuclear de Fukushima están dando sus vidas por todos nosotros.


Estos hombres van a ser anónimos aunque ya los comienzan a llamar los “Samuráis Radioactivos”. Por supuesto la mayoría no son los grandes científicos o graduados de las famosas universidades de Japón. La mayoría son empleados de la región que buscaron un empleo poco calificado y de buenos ingresos. Ellos por muchos años vivieron cómodamente haciendo un trabajo sencillo y recibiendo un salario por encima del promedio. Pero hoy, ellos están dando la cara. ¿Estará el director de la compañía en el sitio o siguiendo los acontecimientos desde Tokio? ¿El encargado de la planta bajará con los camiones para enfriar los reactores? No lo sé, pero se me haría muy extraño que así fuera. La gente que tiene dinero y poder puede darse el lujo de cometer muchos errores y salir huyendo. “Los demás” se quedarán para resolver el problema.

Muchos de los empleados de la planta eran agricultores o pescadores que dejaron su oficio, por una vida supuestamente más sencilla. Esos hombres que han vivido ahí toda su vida son quienes se sienten responsables de que planta no vaya a terminar con lo que les queda de ciudad después del Terremoto y del Maremoto. Esos son hombres, que podrían parecer como cualquiera; con hijos pequeños, esposa preocupada, padres resignados, tíos sinceros y tías chismosas; esos hombres que no tienen la “educación” para reparar un circuito electrónico o para imaginar una solución para controlar la radiación son quienes se encuentran ahí, con mangueras o con lo que sea necesario para aminorar el problema. Están dónde ninguno quisiera estar, seguramente ni ellos quieren estar ahí, pero dónde sus conciencias les indican que deben de estar.

Y escribo que podrían parecer como cualquiera porque en realidad no son como cualquiera. Son enormes héroes que tratan de remediar los errores de otros para ayudar a la gente que quieren. No son ese tipo de personas que no tienen nada que perder y por eso arriesgan sus vidas (dan sus vidas) todo lo contrario son personas que tienen mucho pero piensan que lo perderían verdaderamente si no estuvieran dónde están ahora.

Yo quisiera ver ¿qué recompensa recibirá su familia? ¿Qué cuidado les proporcionarán una vez que las secuelas comiencen aflorar en su salud? Me gustaría ver a una sociedad japonesa y mundial dándoles las gracias a unos hombres que podrían parecer como cualquiera pero que en realidad son unos enormes héroes.

Pero no echo las campanas al vuelo. La sociedad, los hombres, somos olvidadizos por naturaleza. El mismo tema de Japón lentamente comienza a ser relegado de las noticias, incluyendo el problema nuclear que está lejos de solucionarse. Sería ya mucho pedir que castigaran a los culpables, a aquellos que lucraron con lo que ahora es una catástrofe enorme. Sería mucho pedir que todos los países tomaran medidas para que esto no se repitiera. Sería mucho pedir que todos luchemos por ahorrar energía y por promover la generación de energía limpia.

Sería mucho pedir porque la mayoría tristemente nos esforzamos mucho, todos los días, por parecernos a “cualquiera” aunque todos tengamos el potencial de los “Samuráis Radioactivos” solamente, como ellos, tenemos que decidirnos a hacerlo. ¿Sería mucho pedir?

Estamos en contacto.

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