La incongruencia de la honestidad 6

Es muy probable que esta sea mi última entrada respecto a los sitios de citas. Creo que se puede decir mucho al respecto y he aprendido bastante sin embargo, eso será objeto de otros tiempos y otros escritos. La última reflexión que quiero hacer es relativa a mi papel en esta investigación.

Lo primero es una disculpa a las chicas que me contestaron, la mayoría, atraída por fotos bien parecidas más que por cualquier otra cosa. Respondieron por su interés genuino pero se encontraron contra su voluntad en un experimento. En honor a la verdad, ellas fueron honestas, vanas y superficiales, pero honestas en esa superficialidad, y se encontraron con alguien que sin importar sus requiebros nunca iba a responder a sus propuestas.

Esto tiene que ver fundamentalmente con el propósito de los sitios de citas, recordemos que el objetivo no es tener amistades virtuales sino conocer personas que acepten (hay que hacerlas que acepten) tener un encuentro con nosotros. El fruto del encuentro puede ser amistad o algo más. Pero el objetivo es apartarse de computadora y hacer contacto humano fuera de nuestra habitación. No es como los chats o los foros en dónde quizá nunca conozcas a tu amigo más cercano, aquí el objetivo es conocerse lo más pronto posible.

Así no hay nadie en el sitio de citas que nos prohíba leer los perfiles y mandar mensajes a las chicas a las que entendamos (mucho más profundo que solo ver) como las más propicias. Por supuesto nada las obliga a ellas a aceptar las propuestas amorosas de un chico a quien no contemplan como atractivo. Es decir, tu sí puedes fijarte en el fondo de las personas pero nada obliga al mundo a hacer lo mismo. Lo que podemos hacer es seguir intentándolo hasta encontrar lo que estamos buscando ¿cuánto puede tardar? La mayoría de los sitios te regalan 6 meses de suscripción si a los 6 meses no has salido en una cita con alguien.

Tal y como el título de estas entradas lo demuestra, un elemento indispensable es la honestidad porque es muy sencillo vivir las mentiras, aunque no nos lleven a ningún lado. Como parte de mi experimento me hice pasar parcialmente por una persona inexistente, y me sorprendí que llegado a un punto casi me convencía de que las chicas me escribían a mí. Es muy fácil crearse una auto imagen mejor y pensar que tú eres solamente lo mejor de ti mismo e incluso en mi caso mejorado con una apariencia casi de modelo.

La honestidad es crucial pero no hay que confundir la honestidad con deseos insensatos. ¡Claro! todos deseamos lo mejor para nosotros mismos pero, la correa de la honestidad es el buen juicio y la madurez. Una chica me llamó mucho la atención porque decía que no iba a responder a ningún correo que a su vez no hubiera respondido a sus diez preguntas, las cuales versaban fundamentalmente sobre los peores puntos de sus futuros galanes: ¿cuál es tu peor defecto? ¿Qué es lo peor que has hecho? Y preguntas de esa ralea. Preguntas que ruegan por la falsedad, pues hay muy pocas personas capaces de aceptar las respuestas sinceras sin conocer a la persona. En lugar de responder “soy muy envidioso” a la primera pregunta mejor respondemos “amo mucho a mi pareja”. Porque a nadie le gusta lo primero, aunque sea un defecto muy común y que muchas veces aceptamos una vez que conocemos a las personas y por otro lado quién no aceptaría a un chico cuyo peor defecto es “amar demasiado” sin siquiera conocerlo.

Hay que ser honestos pero también hay que tener madurez y una visión más o menos amplia del género humano. Honestamente deseamos encontrar a nuestro príncipe azul, eso está muy bien. Sin embargo un príncipe azul solo llegará por medio de la ilusión (de la mentira pues). Es mucho mejor desear honestamente por un hombre o una mujer con la que podamos ser felices.

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