Lovely Complex (Cal 7.5)

Hace diez años, en el 2001, Aya Nakahara empezó la publicación de un manga sobre un tema poco común: la discriminación por altura.


Ahora que la discriminación por sexo, color de piel, económica o ideológica es motivo de profundas reflexiones la discriminación por estatura resulta, aunque suene a broma, pasada por alto. Lovely Complex no se va al extremo de las necesidades especiales. Es decir, no se enfoca en los problemas que tiene para vivir diariamente una persona de muy baja estatura. Enfoca el problema desde un punto de vista más leve pero por lo mismo más común, más divertido y al mismo tiempo más palpable. Habla de una chica inusualmente alta para los estándares japoneses (1.72m), que es una chica cariñosa, simpática, despistada, alegre y muy fuerte y quien se llama Risa pero carga con el apellido de Koizumi que significa “pequeña primavera” y de Atsushi cuyo apellido significa “gran valle” y quien faltaba más mide apenas 1.56m, bajo incluso para el promedio nipón, y es un chico determinado, bastante tonto (como casi todos los chicos) pero bien intencionado y según se indica bien parecido.

La historia parte de una premisa muy sencilla ¿qué pasa si te enamoras de un chico más bajo que tú? Por años los estándares han sido muy claros: el hombre tiene que ser más alto que la mujer. Si ustedes ven alrededor les apuesto que encontrarán muy pocas parejas, si es que a caso encuentran alguna, en dónde suceda lo contrario. Por supuesto hay una cuestión genética en el asunto porque en promedio los hombres son más altos que las mujeres. Claro que a estas “alturas” esto debería de importarnos muy poco. Una gran mayoría de las chicas confesarán que el hombre de sus sueños debe de ser más alto que ellas, ¿por qué? Ni ellas mismas lo saben. Hace unos cuantos cientos de años eso quizá tuviera algún motivo (más presencia física significaba mejor posibilidad de supervivencia) pero en los tiempos actuales estarán de acuerdo que mientas alcances el botón del elevador y los pedales del auto no importa mucho tu estatura y aún así, las pajeras dónde el chico es más bajo no se dan de manera frecuente.

La historia pues, trata de Risa quien se da cuenta que está irremediablemente enamorada de Atsushi y la negación de este a aceptar los sentimientos, porque no le parece natural. Además de todo aunque Risa es muy bonita, en algún momento incluso la invitan a ser modelo, no cumple con otros de los patrones que buscan los chicos japoneses, no es delicada, ni callada, ni pasiva. Llora, grita, se enoja, se ríe de todo abiertamente como parte de su nobilísimo corazón.

Cuando está dupla “no está” enamorada son los mejores amigos e incluso los comparan en la escuela con una versión japonesa de El gordo y El flaco pero cuya diferencia fisonómica se basaba en la estatura en lugar de en la talla de cinturón. Así que las escenas cómicas estarán presentes en todos y cada uno de los capítulos.

La serie dirigida por Konusuke Uda (2007), es divertida sin ser brillante. Nakahara de verdad que le pone muy pocos sesos a los chicos en su manga lo cual exaspera un poco a los espectadores masculinos. La música es apenas aceptable y la animación eficiente. El dialecto Kanzai que utilizan todos los personajes (en términos de Latinoamérica sería como un dialecto rural) puede llegar a ser muy divertido para quienes entiendan el idioma pero ese gag se nos escapa a todos los demás. En resumen tiene capítulos buenos y capítulos medianos. Me parece que la falta de un verdadero triángulo amoroso le resta fuerza dramática la cual se termina concentrando en el poco sentido común de Atsushi quien, a un punto en la serie, incluso termina cayendo mal. Yo le recomendaría seguir el ejemplo del charro mexicano quién dijo sabiamente: “me gustan grandotas pa’ que me peguen”. ¡Que me traigan un tequila!

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