Noche de ronda

Hola


Por supuesto esta es una canción bellisíma del enorme poeta (más que compositor) Agustín Lara. Pero viene a colación porque anoche nos aventamos una noche de ronda de antología. Pusimos canciones clásicas y platicamos de mucha animación, brincamos decenios y nos inmiscuimos en canciones que apesar de todo no son ahora tan populares. Esta ronda, al contrario de lo que sentencia Lara al fina de la cación, sí fue buena y aunque me he levantado esta mañana en estado vegetativo, el buen rato de anoche nadie me lo quita. Me da la impresión de que todos lo disfrutamos igual. Terminamos alrededor de las 3am hora México.
Ya a mi edad me siento como si hubiera estado bailando con 3 stripers toda la noche. Con una satisfacción enorme y un cansancio descomunal.
Me quedé, la verdad, con las ganas de programar muchas cosas más y de platicar mucho más. En ocasiones como en esta, cuando realmente no tengo nada preparado y el programa va saliendo en ese momento, se me complica platicar con todos los que me contactan, porque tengo que hace un montón de cosas para mantener la continuidad, así que si no les hice el caso debido les pido una disculpa no fue por maldad fue por simple incapacidad de hacer todo al mismo tiempo.


El video no es nada impacatante pero escuchen con verdadera atención y me dicen si no se puede hace un animé asi: clásico chico preparatoriano que se enamora de su vecina. A ella le gusta salir de fiesta con otros chicos. Él la espera desde su balcon todos los fines de semana para asegurarse que llega a casa en una pieza. Por supuesto el chico trata de salvarla de ese estilo de vida desenfrenado sin mucho éxito por el momento. Ahora mientras las escenas cambian de ella bailando en el distrito nocturno de japón, a la luz de la luna que se cuela por los pétalos de cerezo afuera de la ventana por la que chico se asoma para confirmar si su amor platónico ya ha llegado. Un suave viento hace sonar el carrillón que tiene cogado en el balcon mientras él sigue alternando su vista entre la luna y el cuarto en la acera de enfrente todavía apagado y comienza la voz, porque no, de Javier Solis.


¿Me afectó mi noche de ronda? Puede ser.


Noche de ronda, qué triste pasas,
qué triste cruzas, por mi balcón.
Noche de ronda, cómo me hieres,
cómo lastimas mi corazón.


Luna que se quiebra
sobre la tiniebla de mi soledad,
¿a dónde vas?


Dime si esta noche
tú te vas de ronda como ella se fue
¿Con quién estás?


Dile que la quiero,
dile que me muero de tanto esperar,
que vuelva ya;


que las rondas no son buenas,
que hacen daño, que dan penas,
y se acaban por llorar.





 
 
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