Clannad –Después de la Historia-

Nadie puede negar que Clannad es una buena animación. Si su primer temporada tiene algunos capítulos memorables la segunda es una prueba de que con las circunstancias adecuadas incluso los más simples personajes pueden hacer que una historia sobrepase los límites de la mediocridad.

Así pues, el problema principal de Clannad no es ni técnico ni argumental es simple y llanamente una falta de integridad.

Permítaseme explicar. La primera temporada de Clannad es una más del montón. Tiene sus momentos pero su trama es en términos generales una modernización de To Heart (Takahashi, 1999). Con el ritmo de estos tiempos, un poco más de humor y espectros en lugar de androides. Sin embargo no se desvía mucho del patrón. Los protagonistas Nagisa y Okizaki son dos adolescentes alienados quienes se prestaran sus limitadas seguridades para ayudar a otros miembros extraños de la escuela en sus cruzadas personales y en el proceso consolidar su relación. Nada del otro mundo.

La segunda temporada Clannad: Despues de la Historia (CDH).Es otro cantar. Para empezar no se trata más de una historia rosa sino de un melodrama bastante bien hecho que nos cambia el ámbito de una historia de amor escolar a una historia de un par de chicos muy enamorados pero medianamente preparados que optan por vivir en su felicidad pero con la estrechez económica de la clase baja japonesa. Un amor de pobres, pues. Este ámbito resalta sus problemas y sus virtudes y nos prepara
para un guión sobresaliente. "Un camino que se abre después de que todos los otros caminos se han abierto" es el eslogan de la temporada y quizá es una forma de decirnos que "y vivieron felices hasta el final de sus días" es una forma de resumir otras historias pero no CDH, pues esta serie desmitifica a las historias de amores preparatorianos. Cierto, es muy bonito enamorarse en la escuela pero llevar ese amor al mundo real conlleva muchas cosas y CDH lo hace claro con un argumento sólido que se apega más a las novelas románticas del siglo XIX que al animé contemporáneo. Es decir, en términos de animé encontrarán algo más parecido a Remy que a School Rumble. Clannad, pues, tiene el acierto de una música de fondo eficiente, personajes congruentes y una trama de un profundo efecto emocional. Sus defectos hubieran sido dos pequeñas e inocuas libertades que se tomaron durante la
serie de no haber sido magnificadas por su error principal. El primer error reside en esos prólogos en dónde una niña dialoga en clave con un robot, las entradas tenían una razón de ser en la primera temporada pero la segunda tiene un guión tan autosuficiente que salen sobrando. Su segundo error es querer meter a fuerza de escenas incongruentes a la ciudad como un personaje más. Nuevamente en el guión de Clannad no había necesidad de hacer algo similar, los dos protagonistas se sobran para llevar la historia. Y sólo hasta el final nos encontramos con el error más grande de todos, lo que oblitera un trabajo finamente hilado por 21 capítulos y lo hecha a la basura. Ese cuasi realismo mágico que laboriosamente se creó durante toda la serie se vende sin pudor alguno con el simple afán de ganar más

espectadores, de ser popular. De dejar una falsa esperanza que nada tiene que ver con la serie. Y entonces todos esos momentos que vivimos con los protagonistas, esas lágrimas que genuinamente provoca se convierten simplemente en un escenario de emociones falaces, de situaciones fingidas y los errores que de otra forma serían irrelevantes se magnifican llevando la obra a la catástrofe. Nada queda de Clannad al final. Ahí está CDH tratando de volver a ese mundo insulso de la primera temporada cuando sus alcances podían dar para mucho más. Los creadores prefirieron ser famosos a ser buenos pero ¿Cómo se disfruta de una serie que nos traiciona? ¿Cómo gozar de una serie que es una mentira? Es mejor una obra mediocremente honesta que una gran promesa falsa. Ojala que el estudio Oriental Light and Magic lo hubiera entendido de la misma manera.