Ex Machina 2015 (Cal 7)



El millonario y genio de la computación Nathan llama a su mansión aislada del mundo (¿fortaleza de la soledad?) a su empleado Caleb, quien al parecer es un muy buen programador, para que le aplique la prueba Turing a Ava. En términos más sencillos que decida si realmente Ava es una IA (Inteligencia Artificial) real. Esta premisa, por supuesto, se presta para todo tipo reflexiones y de películas. Desde una observación de estos tres individuos en un “cuarto cerrado” hasta un discurso altamente reflexivo sobre lo que significa dar a luz una IA.
Este es Alex Garland el guionista. Capaz de abrir muchos caminos e insinuaciones con sus propuestas y ahí podemos ver su sello: protagonistas quienes se encuentran al borde de la locura en un ambiente inusual.
Andrew Macdonald productor, que trabajó con Garland en casi todas sus películas, se aseguró de contratar a la bella Alicia Vikander (Senven son, 2014) y a los chicos de Millenium FX especialistas en efectos especiales prostéticos (Dr. Who 2005-2015). El resultado es que Ava se ve fabulosa.
Las cosas se complican con Alex Garland director. A los 7 minutos de película su estilo remite plenamente a Solaris (1972) de Tarkovsky. Aunque es una de las cintas de ciencia ficción más brillantes en la historia del cine es un filme muy difícil. Casi nulos efectos especiales pero diálogos y silencios de un poder reflexivo enorme, es un discurso bastante denso de más de dos horas y media sobre lo  que representa para la humanidad convivir con una inteligencia de nivel muy superior y esto por fuerza se traduce como una introspección complicadísima de nuestra humanidad. Si Garland hubiera optado por este estilo, la cinta hubiera sido la primera de los grandes estudios en poner una reflexión seria sobre este tema que cada vez toma más importancia por su aparente inminencia. Sin embargo el director por un lado no ha demostrado ser adepto a este tipo de diálogos, lo más cercano lo podemos encontrar en Sunshine (2007). Por otro lado un discurso profundo sobre IA’s tendrá por fuerza que incluir las teorías del más importante escritor de ciencia ficción sobre robots de la historia, el maestro Isaac Asimov.
Garland director escoge el estilo visual y narrativo de Solaris pero su historia no es esa profunda reflexión sino algo más cercano al suspenso de Coherence (Ward, 2013), desafortunadamente para que ese suspenso funcione se necesitan algunas cosas de las cuales carece Ex Machina, la primera es el misterio tenso entre los protagonistas, es cierto que no los conocemos a profundidad pero sabemos casi inmediatamente que rol juegan y lo que se puede esperar de cada uno de ellos lo cual reduce este factor. La segunda es el ambiente claustrofóbico que se quiere alcanzar pero en el caso de Ex Machina se convierte en una distracción porque resulta confuso. Seguido nos preguntamos ¿a dónde va? O ¿en dónde está? En lugar de pensar ¿qué va a suceder?
El mejor Garland está en las historias dónde las pruebas que enfrentan los protagonistas nos hacen reflexionar sobre la respuesta que la humanidad, representada por el héroe, haría ante esas difíciles situaciones. De forma curiosa el director se decanta por un estilo que nada tiene que ver con su estilo de escritor y quiere dejar el suspenso en manos de los giros en la trama que por carecer del marco teórico suficiente (¿dónde estás Asimov?) no resultan tan impactantes. La mejor escena de toda la película, cuando Caleb se encuentra solo en el baño parece una escena dirigida por Danny Boyle. Si vamos a ser exigentes ni siquiera resulta claro si la cinta es sobre AI o sobre robots con AI. Muchos minimizan Yo, Robot (2004) pero Ex Machina es otra muestra de que lo logrado por Alex Proyas no es nada despreciable.
Buena idea, no muy bien ejecutada, queda claro que Garland es un buen guionista.

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