Iriya no Sora, UFO no Natsu (Cal. 8)

La teoría de la conspiración es un tema esencial de finales del siglo XX. Aunque ya Kafka la dibujaba en su magnífico libro El Juicio, el tema tomó mucho más fuerza al acercarse el mítico año 2000 y por supuesto los albores del siglo XXI, con una oleada de tecnología sin comparación en la historia de la humanidad, lo que ha reforzado la idea de que alguien (gobierno, poderes fácticos, extraterrestres) esconden algo (crímenes, la destrucción de la humanidad, la coexistencia) de todos los demás (el resto de la humanidad ignorante) y esto se ve reflejado en las obras artísticas de estos tiempos.


La serie de 6 OVAs “El cielo de Iriya, el verano de los OVNIs” basada en las 4 novelas ligeras escritas por Mizuhito Akiyama (2001-2003) y publicadas por Dengeki Bunko se encuentra en este rubro dramático y cuenta a grandes rasgos la historia que vive Naoyuki Asaba con una chica todavía más extraña Kana Iriya.

Naoyuki es un chico de preparatoria aficionado a la caza de OVNIs y de hecho el club al que pertenece hace precisamente eso, tratar de hacer del dominio público la existencia de vida extraterrestre. Por supuesto que el pueblo en dónde viven es un caldo de cultivo ideal para ese tipo de aficiones pues hay una base aérea cercana. La serie comienza precisamente cuando después de pasar casi todo el verano observando las instalaciones militares, Naoyuki toma la decisión en su última noche de vacaciones de irrumpir en la piscina de su escuela y gozar un poco de las actividades clásicas de la temporada. Cuál será la sorpresa del chico cuando al entrar a la alberca se da cuenta que hay una hermosa chica ahí. Acostumbrado a lo extraño y con una mente que acepta fácilmente lo increíble, Naoyuki lo toma con calma y termina dándole clases de natación a la chica (tímida y de cabello azul ¡faltaba más!), hasta que escucha la llegada masiva de autos de policía a la escuela y un tipo extraño llega por Iriya. Naoyoki trata de impedir que se la lleven sin mucho éxito, al final termina marchándose a casa llevándose una extraña experiencia pero no será la última, porque al día siguiente Iriya será “transferida” exactamente a su salón y de ahí, ya nos imaginamos por dónde irá la trama.

Y la verdad si es un lugar bastante común. El chico optimista que trata de ayudar a la tímida chica de cabello azul en desgracia. Pero la forma en que se maneja la hace diferenciarse del promedio. Todos los eventos están justificados y habla de muchas cosas de manera sutil, sobre todo de la soledad y el deber. De la responsabilidad y la aceptación. Las aventuras del chico y la chica que la última noche de verano se conocieron en la piscina de la escuela los llevaran hasta la situación de tener que decidir la subsistencia de la raza humana.

La animación dirigida por Naoyuki Itou (Kanon, 2002) en el 2005 tiene el nivel del estudio Toei y una banda sonora de excelente manufactura (Hiroshi Takaki). Sin embargo nos encontramos ante el mismo problema de casi todas las adaptaciones de novelas ligeras. Hay subtramas que se pueden intuir pero que jamás son explicadas, muchos eventos que el observador tiene que inferir, personajes que son apenas esbozados y eso le resta profundidad a la serie. Aunque se agradece que lleve una coherencia el experimentado guionista Michiko Yokote (Cowboy Bebop, 1999) nos queda a deber, sobre todo en el aspecto dramático. Todo es a la rápida y la verdad el sufrimiento, y más el sufrimiento romántico, se tiene que cocinar a fuego lento. El final de la serie es inspirador, pero las últimas palabras demeritan mucho de lo acontecido. Aún así el viaje por la vida personal de una chica excepcional y de su acercamiento con la normalidad y el amor, creo que vale la pena.

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