Placeres culposos (Andedoki)

Supongo que la expresión se entiende mejor en inglés: “guilty pleasures”, es decir aquellas cosas de las que no nos sentimos muy orgullosos pero que aún así nos producen cierto placer. Personalmente he hecho parte de mi vida estudiar y analizar entre otras cosas la animación japonesa. Esta seriedad con la que tomo el asunto (que de principio puede ser relativamente serio) me ha ayudado a ser bastante crítico y a moldear mis gustos con las obras que gozo o simplemente consumo. Cuando les pedí por Facebook a mis cuates (amigos, compadres) que me recomendaran manga me dio gusto que varios respondieran. Las reglas eran sencillas pero aún así no todos las siguieron, al final del día nos gusta recomendar lo que nos gusta ver. Entre esas opiniones alguien me recomendó Anedoki (2002-2005) de Mizuki Kawashita. Esta mangaka no entró con el pie derecho en mi mundo, Ichigo 100% (Sekita, Kawashita,2005) es una historia bastante desencajada, llena de Fanservice y con un final insulso, y miren que Sekita es un director al que le tengo un profundo (profundísimo) respeto por Cross Game (Sekita, Adachi, 2009). Creo que lo malo fue que Kawashita hizo Ichigo 100% desde el punto de vista masculino sin lograr entendernos del todo y desafortunadamente en ese esfuerzo se le olvidó hacer personajes femeninos interesantes y complejos, que supongo le son más fáciles de entender . En fin, decía pues, que la Mizuki-chan no estaba en muy buenos términos conmigo así que cuando me recomendaron ese manga respondí amablemente: no gracias.


Ahí debió de haber quedado la cosa, sin embargo resultó que el Sábado siguiente, la vida me puso de un humor bastante melancólico y para evitar caer en la tristeza me di a la tarea de leer un manga corto y banal. Lo cual me llevó por simple proximidad a Anedoki. Resumiré diciendo que lo mejor de la obra es que tiene solo 3 volúmenes y un final que raya en lo aceptable (de hecho es lo que la salva). La historia narra la “tortura” de un niño de 13 años que un buen día (excelente diría yo) mientras regresa de la escuela y come su helado se encuentra a una hermosísima chica de 17 quien le quita por las buenas el helado y el niño sale corriendo. Hasta ahí todo normal. En esa misma caminata el niño se encuentra a su papá quien le informa que su compañía lo ha mando de viaje, que no sabe por cuánto tiempo estará fuera y que por lo tanto tendrá que vivir solo. Esta conversación es escuchada por la chica quien ha ido a devolverle al tonto niño el carnet escolar que tiró, así que cuando el niño se queda solo ella aprovecha para informarle, que dadas las circunstancias, y como pago por el helado, ella vivirá con él hasta que su papá regrese. El resto es un conjunto de escenas de ropa interior, semi desnudos, tocamientos accidentales, un par de chicas extra que se unen al reparto y todo lo demás que sucede en todos los mangas de este tipo.

Técnicamente el trabajo de Kawashita es sobresaliente, sus dibujos con diseños de los 90s son de una calidad envidiable. Pero dramáticamente no tiene nada que ofrecer. Al niño le falta poco para ser un retrasado mental y por lo que respecta a la chica nunca (ni al final) sabemos cuál es la motivación de sus sentimientos. El modelo de comparación en este tipo de mangas es Miyuki (Adachi, 1980-1984), que asume el shoujo desde el punto de vista masculino de manera magistral y si a caso no fue el primero en este tipo de historias chico-vive-con-chica sí fue el primero en hacerlo brillantemente (a partir de Miyuki los mangakas comenzaron a “copiar” el género). Pienso hacer una comparación más a detalle entre ambos mangas para demostrar palmariamente la abismal diferencia pero para eso necesito una entrada completa. Por el momento quiero cerrar esta confesando que sí leí el manga y aunque me quedó el resabio de que pude haber leído algo mejor al menos expreso mi agradecimiento a mis amigos de Facebook. Porque también es cierto que pude haber leído algo mucho peor.

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