El inicio

El día comenzó como si el anterior no hubiera terminado. Pocas veces el ver el sol a través de mi ventana me ha causado tanta apuración. No hay sol a las 4am. Al menos no debería. Mi todavía inconsciente alberga la idea de que como es primavera, el sol sale más temprano. Mi parte consciente toma el teléfono celular que debió despertarme, y busca una hora legible sin anteojos y con la vista todavía nublada por el sueño. Son las 5:06 am. Voy una hora tarde para mi vuelo y así empieza la cobertura del Anime-Expo.


No maldigo, no hay tiempo para maldecir. Me cambio la ropa interior, me pongo el pantalón de mezclilla y la camisa que ya tenía preparados. Por supuesto la idea era planchar la camisa antes de ponérmela ahora ese detalle está fuera de discusión. En la prisa una ráfaga de calma. Más vale verificar muy bien lo que me tengo que llevar, sería peor llegar a tiempo al aeropuerto para después tenerme que regresar o algo tan estúpido como eso, que ya me ha pasado alguna vez. El disco duro externo que me voy a llevar todavía está conectado a la computadora de escritorio, enciendo en monitor en lo que parece ser una eternidad y la buena noticia es que el sistema se está apagando, verifico que el disco está detenido, lo arranco y lo meto a la mochila.

Seguramente algo se me va a olvidar en la prisa, por lo menos verifico que tenga lo indispensable, identificación y lo otro que espero ya haya guardado en las maletas desde anoche.

Corro al auto y por supuesto aviento todo a la de por sí revuelta cajuela, lo que implica que me toma al menos dos intentos para cerrarla. Más tiempo perdido. Ya no miro el reloj, seguramente el auto cuando lo encienda me mostrará que tan posible será llegar a tiempo.

5:20 am. No está taaaaan mal. Si llego al aeropuerto en 20 minutos tendré una oportunidad, lejana pero una oportunidad. Aunque me apoyo en un viaje de trabajo mis limitados recursos no podrían recuperarse del costo de perder un vuelo. Así que llegar tarde posiblemente significa decirle adiós a la expo. En eso pienso mientras manejo en la carretera que por supuesto se encuentra cubierta por una niebla espesa que hace que los autos viajen a la mitad de su velocidad normal. He recorrido ese camino alrededor de 600 veces, lo que me autoriza a ir a 3 cuartas partes de la velocidad normal, aún así sigue siendo lento. La ley de Murphy me saluda por primera vez en mi aventura, y estoy seguro de que no será la última.

Lo más rápido que me permiten las leyes pero sin ningún tipo de cortesía, manejo hacía el aeropuerto. Lo siento por la señora que quería meterse al mi carril para dar vuelta en U, tendrá que esperar al próximo retorno, para ella serán unos minutos si yo no llego se me escaparán varios días.

Por fin llegó al Aeropuerto y doy gracias de que tiene una entrada directamente desde la carretera por dónde voy, busco el estacionamiento correcto y resulta que habrá que darle la vuelta completa porque, oohhh gradiosa vida, acaban de inaugurar el estacionamiento a largo plazo, al cual hubiera podido ingresar si hubiera entrado por otro lado, pero en lugar de eso, paso en frente de las puertas de la terminal, por supuesto hay que detenerse para que pasen los transeúntes (¡caminen imbéciles!, pienso mientras les sonrió cuando voltean a verme al pasar frente al auto), me tengo que detener en un semáforo en alto (¡un semáforo en un aeropuerto!) y me vuelvo a detener en un signo de alto en dónde una viejita, que llegaba al crucero por el carril perpendicular al mío, se me queda viendo con cara de pocos amigos porque piensa que no me voy a detener, pero lo hago y le sonrió y ahora me ve con desconfianza y por fin se anima a pasar. Ya no me puedo detener a pensar en ella. Lo siguiente es una tarea de alto grado de dificultad, encontrar un cajón de estacionamiento en esa amplia planicie poblada de automóviles que es el estacionamiento a largo plazo. Siempre me he caracterizado por mi inhabilidad de encontrar un lugar para estacionarme en ocasiones puedo pasar frente a un lugar disponible hasta 3 veces sin verlo. Ingreso a la isla dónde no veía ningún lugar y efectivamente tras 3 minutos perdidos, no había ningún lugar. Ya no tengo tiempo para jugar, una camioneta pasa frente a mí y la sigo, dudo que una persona normal pueda ser peor que yo en estos menesteres. Este resulta ser mi segundo pensamiento más brillante del día. Sigo al auto y llego a un lugar no muy lejano y logro estacionarme. Ahora bien, la bondad del estacionamiento a largo plazo es que es más barato por día pero suele estar endiabladamente lejos, así que hay un autobús que te lleva desde el estacionamiento a la terminal. Una vez con mi equipaje (muy práctico por cierto) abajo del coche volteo desesperado para encontrar por donde pasará el famoso camioncito. Hay una cabina no muy lejos de mi que tiene la señal del autobús. Me acerco a ella y ya hay una pareja esperando. Tengo tentación de ver el reloj, pero con todo el tiempo que he perdido ya no quiero desesperanzarme, haré absolutamente todo lo que pueda aunque ya no tenga oportunidad de llegar. 10 segundos, 20 segundos, 30 segundos ¿Por qué se tarda tanto el autobús? Aprovecho para atarme las agujetas de los tenis (una de las tareas en las que no quise perder el tiempo) antes de que me caiga, además estoy bastante seguro de que voy a necesitar correr y estar seguro de que esa carrera no va a terminar con mi cara en el suelo. Después de 3 larguísimos minutos pasa el autobús, que todavía espera un minuto más por una señora rellenita y su todavía más rellenito bebe de unos cuantos meses de nacido. El autobús hace una parada en donde desciende la pareja, mientras yo en el breve viaje trato de acceder a mi número de reservación utilizando el internet en mi celular, afortunadamente mi proveedor de internet acaba de “mejorar” el programa de correo electrónico por lo que utiliza ahora unos nuevos aditamentos que me impiden verlo en mi teléfono. Muchas gracias compañía de cable por hacer mí vida más sencilla (no tengo tiempo para maldecirlos, no lo hago). Llego a mi parada y de una forma nada caballerosa bajo antes que la señora con el bebe, yo creo piensa que le voy a ayudar con la carriola, ni siquiera se me ocurrió. Llego corriendo a la aerolínea y por supuesto que hay fila (¿que más podría estar haciendo la gente a las 6am?), tengo que hacer algo, pero mi carácter no da para mucho, quisiera decirle a todos los que van enfrente de mi que mi avión sale en unos minutos, que me dejen pasar, que la anime-expo me espera, que McRadio me necesita, pero me quedo ahí parado, esperando mi turno, dos minutos más tarde veo a una señora de la aerolínea que pasa por la fila resolviendo problemas, yo nada más quiero imprimir mi pase de abordar le digo suplicante, todavía hay como 3 personas delante de mi. Ella me pudo haber dicho que eso lo puede haber hecho yo ayer, que esperara mi turno, pero en lugar de eso me ayudó. Me dijo que ya daba mi vuelo por perdido pero aún así lo intentó, llamó al avión, le dijeron que todavía había tiempo, le pidió a Maria (¡que bonito nombre!) que imprimiera mis pases y me dijo que tendría que correr que el avión no me iba a esperar. Corrí a seguridad pero cuando llegué me paré en seco, por supuesto que había una fila enorme para el detector de metales ¿Qué hagó? Pensé, pero no había mucho que hacer. Y de pronto, así como se abren las oportunidades cuando todo parece que acabó se abre una nueva fila para otro detector de metales. Pero hay que pasar por debajo de las cintas divisorias no me importa, a las oportunidades hay que agarrarlas como vengan. Gateo hasta llegar a la fila vacía arrastrando mi maleta y sin darme cuenta estoy de rodillas frente a una señora que me ve como bicho raro. Me disculpo y me levanto, en ese orden. (creo que nunca había pedido perdón de rodillas) y ella hace un ruido de desaprobación, ella se lo pierde más de una gacela de mejor ver hubiera dado su virtud por semejante honor. Me levanto y lector, lectora queridos compruebo que la ley de Murphy no me iba a dejar marchar así como así. Mi mochila, mi computadora, mis tenis, todo pasa por el detector de metales, excepto mi maleta. Aquí debí de haber dicho un improperio pero no dije nada. Un hombre de abdomen prominente pero de cara afable paso un material blanco por la maleta. ¡Para detectar explosivos!, ¿de dónde iba a tener yo tiempo de hacer una bomba y a poco era tan menso como para llevarla en mi maleta de mano? Supongo que hay algunos con tiempo y con menos neuronas así que sonreí nervioso no por que fueran encontrar algo (obviamente) sino por el tiempo. El resultado fue negativo (lamento decepcionar a aquellos lectores que piensan que soy un incendiario), pero la maleta tendría que pasar nuevamente por el detector de metales. Más tiempo perdido. “Entiendo”, le dije al señor de la cara amable mi voz era una mezcla de desconsuelo y desesperación. Nunca me había pasado eso, siempre soy muy meticuloso en empacar cosas que se puedan malinterpretar incluso evito cualquier tipo de líquidos, ni siquiera cargo con mis costosas esencias perfumadas compradas en las más exclusivas tiendas europeas (ajá). Mientras esperaba volví a amarrar las agujetas de mis tenis. Tuve que quitármelos antes de pasar por el detector de metales. Nuevamente estaba seguro de que iba a tener que correr una vez que recuperara mi maleta, en esta ocasión tendría que correr más rápido.

En algún momento en la preparatoria practicamos la técnica de la carrera en relevos: el brazo extendido hacia atrás con la palma hacía arriba, no hay necesidad de ver la estafeta simplemente sentirla en tu palma, mientras ya das las primeras zancadas hacia la meta o hacia tu relevo (que es tu meta personal). Exactamente así me encontraba yo cuando el hombre del rostro amable me entregó la maleta, junto con las dos baterías de mi nueva video cámara. Nunca antes había pasado una video cámara por seguridad y ese error, esas dos baterías en las cuales pensé (obviamente no lo suficiente) cuando estaba empacando serían las causantes de perderme la Expo. Curiosamente la cámara la compre precisamente para el evento. No sabía que hora era, ni me importaba. Con la maleta en la mano use unos valiosísimos segundos en encontrar el camino a la puerta de despegue. La experiencia me ha enseñado que antes de correr hay que estar seguro hacía dónde se está corriendo en caso contrario se corre el riesgo de llegar muy rápido exactamente a dónde no se quería llegar. Visualice mi camino y corrí. Di las gracias por las bolsas de aire en mis tenis y seguí corriendo, tras de mi una voz que se perdía tras la onda supersónica que dejaba, se escuchó: “creo que después de todo sí perdió su vuelo”. No sabía si las palabras se dirigían a mi, pero la verdad era que no tenía tiempo de amilanarme, seguí corriendo y me sentí como Jerry McGuire cuando tiene que encontrar a su Dorothy porque es la única que le pone sentido a su vida, y quiere que su vida comience lo antes posible. Así me sentí pero obviamente soy mucho más atractivo que Tom Cruise y jamás se me ocurriría comparar a Rene Z con Hatsune Miku. Seguía corriendo, hasta que llegue jadeante a la puerta. Ni siquiera me fijé si estaba abierta o cerrada simplemente que no había nadie en derredor. Un par de señoritas tras el mostrador correspondiente, al lado de la puerta, me sonrieron, ellas eran las únicas personas cerca ¿era una sonrisa de burla?¿de compasión?¿de triunfo?, más pronto que temprano lo descubriría, di los últimos pasos para acercarme a ellas y les extendí mi pase de abordar “pensamos que no alcanzaría el vuelo Sr” me dijeron “ahora puede recuperar el aliento” les sonreí y entré al pasillo vacio, cuando entré al avión todos se me quedaron viendo, y la sobrecargo dijo con voz suficientemente fuerte, creo que usted es el último y tenemos suficiente espació puede sentarse dónde guste. En una mirada rápida me fijé dónde estaba la chica más bonita que podía encontrar y me senté a su lado, ella me sonrió y por unos instantes nuestras miradas se cruzaron con curiosidad y simpatía. Allá voy anime-expo.

Comentarios

  1. Buenisimo inicio, ya me quede bien picado para lo que sigue XD

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  2. Ahhhhhhhhhhhhhhhh excelente--- si solo fue el inicio-- espero que cuentes el resto de tus experiencias en la Anime Expo-- solo te deseo q lo disfrutes al máximo y que con tu estilo único de contar las cosas nos tengas informado de ese superrrrrrrr evento-- que te vaya excelente

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