La imagen en código -parte 9-


Mientras yo lidiaba con la policía, en otra parte de la ciudad, como dicen en las películas, el agente Jasso había dado con los ladrones que tenían mi compu. Entró tranquilamente a la casa de interés social, que hacía las veces de su guarida criminal,  pero inmediatamente se dio cuenta de que algo andaba mal. Se quedó quieto por un momento y lo único que pudo escuchar era el silencio. Un perro ladraba a lo lejos, un auto con pésima afinación pasaba una cuadrá más allá, pero en la pequeña casa no había un solo ruido. No necesitaba más, salió despacio y cerró quedamente la puerta a sus espaldas.

-Así que los estúpidos por fin se metieron a la drogas- murmuró. Estaba molesto, los chicos no eran unos monaguillos pero tampoco eran malos, eran de los pocos que robaban discriminadamente y nunca habían maltratado a nadie, de hecho el agente Jasso conocía a la mamá de uno de ellos. Una señora que tenía ya varios meses en el hospital.

-Los muy imbéciles se quisieron pasar de listos- pensó. Jasso no necesitaba ver los cadáveres del Luffy y el Goku para saber que estaban muertos en el piso de arriba. Por suerte el Yamcha seguro andaba buscando otro “trabajo”, pero quien mató a los dos primeros seguro lo encontraría a él también.

El agente Jasso fue al escondite de la mercancía que no le era desconocido, una tiendita a tres cuadras de distancia, sacó todo lo que pudo y se fue a buscar al Yamcha. El ladronzuelo no se merecía un final así, de ejecución.

El susodicho estaba ahí, en el estacionamiento del centro comercial. El agente Jasso estacionó su Civic lo más lejos que pudo y caminó hacía él. De pronto una camioneta negra se acercó peligrosamente al Yamcha quien sencillamente fue tragado por una puerta. La camioneta ni siquiera se detuvo. El agente dio la media vuelta y caminó tranquilamente hacia su auto para seguirlos. Tenía ganas de correr para no perderla pero sabía bien que era mala idea hacerlo.

El agente Jasso a decir verdad no era un policía cualquiera. Hace algunos años cuando era una persona diferente tuvo entrenamiento antiterrorista en España e Irlanda y aunque ya no pertenecía a ningún equipo élite de seguridad nacional, su entrenamiento no solo le había dejado buenas relaciones con los que ahora eran las cabezas del crimen organizado sino que también, de hecho, aprendió técnicas antiterroristas.

Siguió a la camioneta negra por casi una hora. En un lugar despejado bajaron al Yamcha y dos tipos comenzaron a cavar un agujero mientras los otros dos lo torturaban.

Algo andaba peor de lo que pensó en un inicio ¿por qué lo estaban torturando? ¿Para dar una lección a otros grupos? ¿Para sacarle dónde había escondido las drogas? Podría ser, pero los tipos no parecían narcos. Su forma de vestir era demasiado sobria. Demasiado parecida a cualquier persona de cualquier parte de México. Los únicos que se visten así son… los profesionales. Entendió de golpe. Y si eran profesionales la única respuesta lógica era que los chicos habían robado algo que no debían. El agente Jasso cerró los ojos mientras maldecía su suerte. Él tenía ahora gran parte del botín de los ladronzuelos. –Carajo- se recriminó. Tarde o temprano llegarían hasta él. Y tendría la misma suerte. Despacio metió reversa y se alejó del lugar. Nada podía hacer por el Yamcha pero quizá él mismo todavía tenía una oportunidad.

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