Karigurashi no Arrietty (Cal. 9)

Llamada en Inglés The Secret World of Arrietty, El mundo secreto de Arrietty por fin se estrena en América a casi dos años de su llegada a cartelera en el país del Sol Naciente. En esta ocasión tiene enorme validez el dicho que reza “más vale tarde que nunca”.


La versión en inglés contendrá como la voz de Arrietty ni más ni menos que a Bridgit Mendler quien se ha vuelto muy popular por su exitosa serie Good Luck Charlie. Esto nos muestra que Disney no tiene tan olvidada a la opera prima de Hiromasa Yonebayashi con guión del maestrísimo Hayo Miyazaki. Y no debería, porque nada más en Japón ha recaudado más de 100 millones de dólares. Claro, la casa del ratón Miguelito tampoco está echando la casa por la ventana, para Porco Rosso (Miyazaki, 1992) se consiguieron a Michael Keaton (Batman, 1989), para El Servicio de entrega de Kiki (Miyazaki, 1989) a la multi-nominada Kristen Dunts (Melancholia, 2011). A pesar de esto me parece que han dimensionado a esta cinta en su magnitud correcta.

Karigurashi no Arrietty está en el punto medio entre una gran película y una buena película. La animación artesanal de Ghibli es maravillosa. El ojo clínico de Yonebayashi no deja un solo trazo fuera de lugar, o un movimiento irregular. La música perfectamente seleccionada de Cecile Corbel, una chica que ni en su casa la conocían, y quien logra lo casi imposible: que no se extrañe en lo mínimo al maestro Joe Hisaishi. El ritmo de la cinta es perfectamente fluido. Arrietty es un personaje entrañable.

Pero la cosa queda ahí. La serie de libros en los que se basa el guión (específicamente el primer volumen “Arrietty the Borrower”) escrito por Mary Norton, basan su éxito fundamentalmente en la descripción de un mundo cotidiano reinventado con los objetos más comunes. Una caja de puros que se convierte en una suntuosa cama que invita a los más hermosos sueños, un reloj de pulsera que se convierte en un reloj de pared, una pequeña pinza para papel en un hermoso prendedor para el cabello. Mientras esto funciona maravillosamente en lectura, solo es necesario una toma (un dibujo) para plasmarlo en una cinta, el resto tiene que ser llenado con historia, y a decir verdad la anécdota es muy sencilla. Una niña pequeñita (una especie de “pulgarcita”) de 14 años conoce y se encariña con un niño de estatura normal.

Y aquí la narración lo es todo: los sueños y el hambre de existencia de Arrietty, los miedos y tristeza del chico. Las leyendas infantiles que poco a poco se transmutan en realidades fantásticas y dolorosas. La amistad y el honor como valores fundamentales. El cumplir nuestras promesas, por limitadas que sean y aunque nos duela el corazón.

Sin embargo los poco más de noventa minutos de la cinta no son suficientes para mostrarnos un lazo inquebrantable entre dos seres tan distintos. Son fieles entre sí, pero no entendemos o sentimos como nuestra la causa de esa fidelidad. El guión carece de esos momentos que ayudan a estrechar lazos, a construir el cariño inquebrantable que se tienen. Y ese es el punto débil de la cinta, pues falla en construir una relación infalible.

A pesar de esta falla, la historia es muy atractiva. No es triste sino melancólica, con ese halo de tragedia y nerviosismo que trae consigo el ser pequeño y frágil. El buen oficio del estudio Ghibli se deja ver en todas y cada una de las escenas. La admiración por la valentía de las mujeres y por el maravilloso mundo infantil resuenan en cada diálogo de Miyazaki-sama.

El Mundo Secreto de Arrietty no es una gran película pero es un filme indispensable para quienes pensamos que cada pequeño resquicio, esconde tras de sí, un Mundo Diferente.

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