Tenjho Tenge (Cal. 6)
Aisthe ne Motto, algo así como “ámame más”, es una canción que me llamó mucho la atención, comienza con unos acordes de órgano de soul, y la voz que más adelante los acompaña, con algo de imaginación, podría ser una versión de cantante soul japonesa. El órgano y la voz después de un breve silencio dan lugar a un ritmo electrónico con tonalidades de finales de los setentas y principios de los ochentas. El órgano seguirá apareciendo en la canción y se añaden unos coros de shabadaba que le darán frescura a la melodía. No hay mucho más. Es una canción sencilla pero relativamente original. Quizá simplemente me gusta cuando los compositores saben integrar ritmos pasados con la tecnología moderna.
Mi error fue pensar que la serie a la cual pertenecía podría tener las mismas cualidades. Sin mucha investigación me dispuse ver Tenjho Tenge (2004) dirigida por Toshifumi Kawase (Eat-man, 1998) y basada en un manga de Ito "Oh! great" Ōgure, y si hubiera sido inteligente me hubiera abstenido de ver cualquier cosa de alguien que se hace llamar “Oh! Gradioso” y que en japonés bien puede ser traducido como Gran Rey.
La historia con todo no era tan mala. Un par de chicos bravucones van de escuela a escuela golpeando a los más fuertes. Al momento que los conocemos ya llevan 100 escuelas en su lista de conquistas, hasta que llegan a la Toudou (en español es simple “Todo”) Academy en dónde resulta que los estudiantes están ahí no para aprender las asignaturas regulares sino para ser grandes guerreros, por ende los bravucones resultan apaleados desde el primer capítulo. Eso me gustó y creo que había mucha tela de dónde cortar. Un par de chicos que se creen lo máximo llegan a un lugar dónde los hacen aprender a la mala que eso de andar demostrando quién es el más fuerte es una estupidez. Pero no, eso era demasiado. Desde el principio, me tuve que haber dado cuenta que los pechos enormes, las faldas mínimas y la sangre bastante gratuita eran muestra de una construcción dramática que se basa en la masturbación pop más que un mensaje, idea o concepto.
Tenjho Tenge resulta una de las series que cada temporada nos muestran violencia y sexo por cantidades iguales y si en High School of the Death (Araki, 2010) tenemos por lo menos una música bien diseñada, un concepto no tan desgastado en Japón (los zombies) y una cierta identidad visual, en esta serie no tenemos nada de eso. El diseño de personajes es una extensión de los 90’s, la historia es la misma de traiciones, armas encantadas, y super poderes que se pueden ver a cada temporada. El protagonista es el chico de cabello rubio puntiagudo a quien le aparece un dragón en su chi (¡háganme ustedes el favor!) y las protagonistas una de cabello azul (¿a poco no es original?) y la otra super tierna que se enamora a primera vista del protagonista y después se la pasa persiguiéndolo para que se coma el almuerzo que le preparó (vaya si inventan el hilo negro).
Por si esto fuera poco, la serie termina incompleta. Aún después de 26 episodios la historia (si es que realmente existe alguna) termina incompleta. Hay que remitirse al manga para el final en dónde el autor lleva las batallas a una desproporción ridícula (incluye dioses) y termina con una grandilocuencia que no es propia de una serie de artes marciales de preparatoria. Esta es la clase de series que desprestigian a la animación japonesa. Sexo y violencia gratuitos, como si nos hicieran falta.
Estamos en contacto
Mi error fue pensar que la serie a la cual pertenecía podría tener las mismas cualidades. Sin mucha investigación me dispuse ver Tenjho Tenge (2004) dirigida por Toshifumi Kawase (Eat-man, 1998) y basada en un manga de Ito "Oh! great" Ōgure, y si hubiera sido inteligente me hubiera abstenido de ver cualquier cosa de alguien que se hace llamar “Oh! Gradioso” y que en japonés bien puede ser traducido como Gran Rey.
La historia con todo no era tan mala. Un par de chicos bravucones van de escuela a escuela golpeando a los más fuertes. Al momento que los conocemos ya llevan 100 escuelas en su lista de conquistas, hasta que llegan a la Toudou (en español es simple “Todo”) Academy en dónde resulta que los estudiantes están ahí no para aprender las asignaturas regulares sino para ser grandes guerreros, por ende los bravucones resultan apaleados desde el primer capítulo. Eso me gustó y creo que había mucha tela de dónde cortar. Un par de chicos que se creen lo máximo llegan a un lugar dónde los hacen aprender a la mala que eso de andar demostrando quién es el más fuerte es una estupidez. Pero no, eso era demasiado. Desde el principio, me tuve que haber dado cuenta que los pechos enormes, las faldas mínimas y la sangre bastante gratuita eran muestra de una construcción dramática que se basa en la masturbación pop más que un mensaje, idea o concepto.
Tenjho Tenge resulta una de las series que cada temporada nos muestran violencia y sexo por cantidades iguales y si en High School of the Death (Araki, 2010) tenemos por lo menos una música bien diseñada, un concepto no tan desgastado en Japón (los zombies) y una cierta identidad visual, en esta serie no tenemos nada de eso. El diseño de personajes es una extensión de los 90’s, la historia es la misma de traiciones, armas encantadas, y super poderes que se pueden ver a cada temporada. El protagonista es el chico de cabello rubio puntiagudo a quien le aparece un dragón en su chi (¡háganme ustedes el favor!) y las protagonistas una de cabello azul (¿a poco no es original?) y la otra super tierna que se enamora a primera vista del protagonista y después se la pasa persiguiéndolo para que se coma el almuerzo que le preparó (vaya si inventan el hilo negro).
Por si esto fuera poco, la serie termina incompleta. Aún después de 26 episodios la historia (si es que realmente existe alguna) termina incompleta. Hay que remitirse al manga para el final en dónde el autor lleva las batallas a una desproporción ridícula (incluye dioses) y termina con una grandilocuencia que no es propia de una serie de artes marciales de preparatoria. Esta es la clase de series que desprestigian a la animación japonesa. Sexo y violencia gratuitos, como si nos hicieran falta.
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