Queen Millennia (Cal. 9.5)
Siempre me ha parecido que el diseño gráfico de personajes juega un papel importante en el desarrollo de una obra pero no es crucial. Las tendencias gráficas cambian de tiempo en tiempo y lo que en algún momento pudo considerarse avant-garde al minuto siguiente es un dibujo obsoleto, por eso considero que no hay que fijarse mucho en eso, sino en la profundidad de los personajes.
La princesa de los mil años (PMA) (1981) es una animación atemporal y mucho más cuando la turba catastrofista anuncia el fin del mundo para el próximo año. Creo que ante ese esperado (¿desesperado?) evento valdría la pena darle un vistazo a esta Obra Maestra (con mayúsculas) del maestro Leiji Matsumoto. La trama fundamental gira en torno a un planeta cuya órbita pasará muy cerca de la tierra lo que significará el fin del nuestro. El tema no pasa de moda, la estructura dramática mucho menos, es tan interesante hoy como hace 30 años.
Sin embargo la trama dista mucho de ser como las películas apocalípticas de occidente dónde el enfoque principal se da en cómo destruir la amenaza o cómo sobrevivir después de la catástrofe. En PMA la trama principal es una intriga tremenda (con rubia misteriosa incluida) y el análisis concienzudo de lo que significa ser humano. Como en todas las obras de guerra de Matsumoto, realmente no hay buenos inmaculados ni malos de malolandia, hay sencillamente personas que intentan lo mejor aunque en ocasiones estén equivocados.
La serie empieza como todo buen thriller debe hacerlo. La familia Amamori es prácticamente la familia típica japonesa, un papá que trabaja muchas horas, una mamá dulce y preocupada por cuidar a esposo e hijo y el vástago preparatoriano cuya afición son la astronomía y las chicas (en ese orden). El jefe de familia, sin embargo, resulta ser uno de los mejores ingenieros del país del Sol Naciente y mientras está trabajando en un proyecto especial para el observatorio no solo está sorprendido por el tipo de tecnología sino porque comienza a recibir llamadas de amenaza. El hijo ve a una persona sospechosa vigilando la casa y de pronto es evidente que esta familia común está envuelta en un problema que parece mucho para ellos. Y de hecho lo es. Una explosión destruye la casa y los padres de Hajime mueren. El chico, no muy inteligente pero muy honesto y con buenos sentimientos jura vengarse de las personas que causaron la muerte de su familia, mientras se entera del planeta que está por destruir la tierra, de una sociedad secreta con un objetivo desconocido y se enamora de Yayoi Yukino, hermosa rubia misteriosa cuyos motivos y metas reales son desconocidos.
El caldo del cultivo es excelente y el director Nobutaka Nishizawa hace una excelente labor con este guión. Por supuesto las melodías de entrada y de salida son de las más reconocibles en occidente, sobre todo en Latinoamérica: Kosumosu Dorīmu y Mahoroba Densetsu quien las haya escuchado seguramente las recuerda. Ya de paso comento que la película resumen (Akehi,1982) cuenta ni más ni menos que con banda sonora de Kitaro (sí, sí, el famoso ganador del Grammy)
Mencionaba lo del diseño de personajes al principio porque el Maestro Matsumoto tiene un estilo muy sui generis que estoy seguro que en estos albores del siglo XXI, dónde la moda es lo moe, a algunos no les llamará la atención, pero por eso los invito a que salten ese detalle por alto y se introduzcan a una trama de suspenso, traiciones y conspiraciones como hay pocas en el anime, porque ha habido muy pocos en la industria tan capaces como Leiji Matsumoto de plasmar la complejidad humana.
Estamos en contacto
La princesa de los mil años (PMA) (1981) es una animación atemporal y mucho más cuando la turba catastrofista anuncia el fin del mundo para el próximo año. Creo que ante ese esperado (¿desesperado?) evento valdría la pena darle un vistazo a esta Obra Maestra (con mayúsculas) del maestro Leiji Matsumoto. La trama fundamental gira en torno a un planeta cuya órbita pasará muy cerca de la tierra lo que significará el fin del nuestro. El tema no pasa de moda, la estructura dramática mucho menos, es tan interesante hoy como hace 30 años.
Sin embargo la trama dista mucho de ser como las películas apocalípticas de occidente dónde el enfoque principal se da en cómo destruir la amenaza o cómo sobrevivir después de la catástrofe. En PMA la trama principal es una intriga tremenda (con rubia misteriosa incluida) y el análisis concienzudo de lo que significa ser humano. Como en todas las obras de guerra de Matsumoto, realmente no hay buenos inmaculados ni malos de malolandia, hay sencillamente personas que intentan lo mejor aunque en ocasiones estén equivocados.
La serie empieza como todo buen thriller debe hacerlo. La familia Amamori es prácticamente la familia típica japonesa, un papá que trabaja muchas horas, una mamá dulce y preocupada por cuidar a esposo e hijo y el vástago preparatoriano cuya afición son la astronomía y las chicas (en ese orden). El jefe de familia, sin embargo, resulta ser uno de los mejores ingenieros del país del Sol Naciente y mientras está trabajando en un proyecto especial para el observatorio no solo está sorprendido por el tipo de tecnología sino porque comienza a recibir llamadas de amenaza. El hijo ve a una persona sospechosa vigilando la casa y de pronto es evidente que esta familia común está envuelta en un problema que parece mucho para ellos. Y de hecho lo es. Una explosión destruye la casa y los padres de Hajime mueren. El chico, no muy inteligente pero muy honesto y con buenos sentimientos jura vengarse de las personas que causaron la muerte de su familia, mientras se entera del planeta que está por destruir la tierra, de una sociedad secreta con un objetivo desconocido y se enamora de Yayoi Yukino, hermosa rubia misteriosa cuyos motivos y metas reales son desconocidos.
El caldo del cultivo es excelente y el director Nobutaka Nishizawa hace una excelente labor con este guión. Por supuesto las melodías de entrada y de salida son de las más reconocibles en occidente, sobre todo en Latinoamérica: Kosumosu Dorīmu y Mahoroba Densetsu quien las haya escuchado seguramente las recuerda. Ya de paso comento que la película resumen (Akehi,1982) cuenta ni más ni menos que con banda sonora de Kitaro (sí, sí, el famoso ganador del Grammy)
Mencionaba lo del diseño de personajes al principio porque el Maestro Matsumoto tiene un estilo muy sui generis que estoy seguro que en estos albores del siglo XXI, dónde la moda es lo moe, a algunos no les llamará la atención, pero por eso los invito a que salten ese detalle por alto y se introduzcan a una trama de suspenso, traiciones y conspiraciones como hay pocas en el anime, porque ha habido muy pocos en la industria tan capaces como Leiji Matsumoto de plasmar la complejidad humana.
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Bueno saber que hay gente sensible y cultivada en esto del animé.
ResponderEliminarLa Princesa de los Mil Años parece brotada de un sueño de Alphonse Osbert -pintor simbolista; chécalo- Me encanta.
Felicidades y gracias.
Es agradable saber que hay quien sepa apreciar esta serie animada, la primera y de las pocas que realmente me han entusiasmado desde hace....¡27 años!. Desde el punto de vista literario - al margen de los momentos pedestres que no abundan-, es de las tramas mejor estructuradas y más jugosas que recuerde entre los animés que he visto; y si a ello le agregas su pista musical estupenda y el bello diseño de la heroína, tienes, si se es suficientemente sensible y paciente, todo para hecer de "Queen Millenia" una de las series más encantadoras de la animación japonesa comercial.
ResponderEliminarPocas series, y más de aquellos años ochentas, tan ambiciosas artística y literariamente. Sus defectos narrativos, comunes a tantos animés, son ampliamente superados por sus numerosas virtudes (rica estructura, bellos diseños -Yayoi,insisto, es la heroína más elegante del anime-, música hermosa, numerosos momentos inspirados... El que no haya sido tan popular entre los habituales "ottakus" es natural, dada la pereza mental que les es tan característica.
ResponderEliminarEs "Queen Millennia" una de las series animadas comercialesque más exigen del espectador: atención , inteligencia y sensibilidad...No es extraño que, siendo de los productos más elaborados y finos del animé japonés de los 80's, no sea tan popular como tantas trivialidades estereotipadas, esas sí, muy exitosas. Saludos y felicitaciones.
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