School Days (El engaño de la imagen)

Una serie puede ser buena o mala. Esa es una cuestión no solo de la habilidad del director y de las habilidades disponibles de su equipo, sino de una cierta sinergia o "magia" (si prefieren llamarla así), que en ocasiones se da y en otras simplemente permanece escondida y la obra cabalga sin ella. Hay grandes directores que saben dónde buscar esa magia, y estos seres como viejos chamanes de una tribu india perdida danzan alrededor de la fogata de los elementos televisivos o cinematográficos para encantarla y hacerla extender sus áureas alas sobre el proyecto que encabezan. Habrá otros directores que la encuentran por casualidad, otros más nunca llegaran a conocerla, porque carecen de la percepción correcta para verla. Pero todos ellos, sean capaces de comparecer ante el mágnifico milagro de una obra de arte o no, trabajan duro para lograrlo. Horas de desvelos, sacrificios "personales" (porque el trabajo también es personal), esfuerzos físicos y mentales. Muchas cosas se entregan en pos de alcanzar el sueño de trascender a través de una serie o una película. Y estas personas que de tal manera utilizan su fuerza vital son merecedoras de todo nuestro respeto, porque su meta es noble y sobre todo su deseo es sincero.
La imagen no tiene nada que ver con la trama
No pienso hablar mucho de School Days (Motonaga-Uezu, 2007), es una serie con una música promedio, una animación promedio y un diseño de personajes promedio. Lo que no es promedio es su afán de engaño, su deshonestidad. Esta serie se promociona como una de vida escolar, amor de estudiantes y sueños de adolescentes. Mienten, la serie no trata de eso.
School Days trata de la conscupisencia de Makoto y de dos personajes femeninos "bonitos" (no muy bonitos por cierto) pero alejados de la realidad y sin mucha congruencia.
La serie confunde en forma gravísima la atracción física y el sexo con el amor. La efervescencia hormonal con la pasión, y la convivencia insulsa con la relación. El problema de todo esto, es que lo hace de forma "seria" y al final quizá alguien de la joven audiencia podría llegar a pensar que amar a una persona es querer meter la lengua en la boca de la otra o tocarle los pechos por abajo o por encima de la ropa.
A propósito los creadores nos quieren hacer pensar que esas cosas son "normales", nos quieren engañar haciendo pasar deseos carnales y situaciones imposibles por la vida cotidiana de adolescentes.
Son deshonestos al querer engañarnos simplemente con la estética, cuando el fondo y la forma del argumento se mueven más entre lo ecchi y el gore. Podrán gustar o no las series de estos géneros pero desde su perspectiva proponen y buscan su gloria particular. School Days por el encotrario se vende como una cosa y cuál producto de TV por catálogo recibimos algo totalmente diferente y provoca el mismo enojo.
¿A poco no se ve tierno? ¡engaño!
Un creador puede hacer una buena o una mala obra, pero con honestidad su esfuerzo es invaluable.
Sin honestidad un creador no es nada. School Days es una prueba de nada. Una de esas series que hubiera sido mejor no hacer.

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