Los mangas más vendidos - One Piece
Para muy
pocos es desconocido que One Piece del maestro (y creo que escribiré maestro
muchas veces en estas líneas) Eiichiro Oda es el manga más vendido en la
historia con casi 350 millones de volúmenes desde 1997 y por supuesto todavía
en publicación. El manga de Oda rejuvenece de manera inesperada el género de
los piratas, a aquél Sandokan de Emilio Salgari o Long John Silver de
Stevenson. Y es que con los navíos de vapor primero, con los aviones después y
para finalizar con google maps el mundo se convirtió en un lugar pequeño y
hasta cierto punto predecible. Los piratas de aquellos siglos XVII-XIX, eran
hombres que arriesgaban la vida viajando a lugares tan exóticos como peligrosos.
Hoy nos quejamos porque no tenemos suficiente espacio para estirar las piernas
en un viaje de 8 horas, en aquél entonces cruzar el océano era una empresa en
dónde te jugabas el pellejo y aun así muchos zarpaban. En aquel mundo de
riesgos y descubrimientos los piratas de las historias eran atrevidos, fuertes
y con sentido de la justicia. Eran la imagen de la aventura. Nada más
emocionante para un joven lector aislado en Europa que leer sobre las hazañas
de hombres valientes en parajes incitantes y desconocidos.
A finales
del siglo XX se trató de recuperar el género intercambiando el impredecible mar
por el inhóspito vacío espacial. Y aunque no hay pocos ejemplos de buenas historias; ahí están,
ni más ni menos que el Capitán Harlock (Matsumoto, 1977) y más recientemente (1986)
la Saga Vorksigan escrita por Lois McMaster Bujold; el hecho de que se
encuentran a siglos de volverse realidad los vuelve difíciles de por muchos
lectores quienes no puede ver la nave estacionada en su puerto espacial más
cercano. Claro que en aquellos años, cuando los piratas eran “Los Piratas”,
para un niño que jamás saldría de su pueblo natal los barcos de madera podrían
haber parecido tan increíbles como una nave capaz de viajar entre los planetas.
Pero al menos conocían la madera y el agua.
En este
inicio del siglo XXI la imagen que tenemos de los piratas es un grupo de
africanos hambrientos con rifles semi-automáticos que se roban combustible
(Capitan Philips, 2013) y aunque el océano es inmenso mucho más difícil que
evadan la justicia. De esta forma el género de piratas ultramarinos está
muerto. Mejor dicho estaba muerto.
El maestro
Oda se inventó su propio mundo con su propio mar y aunque al principio podría
parecer que es el mismo, es bastante diferente. Lo que sí quiso y pudo mantener
intacto fue el espíritu de aventura, las ansias de ser libre y otros tantos
elementos esenciales del género: los barcos, el mar, los piratas, la marina.
Oda supo llevar aquellas historias clásicas a un extremo todavía creíble pero increíble
a la vez: grandes monstros marinos, vegetación insólita, clima que cambia de un
momento a otro, campos magnéticos casi impredecibles, y supo mezclarlos con las
clásicas temáticas del Shonen Japonés: trabajo en equipo, amistad, grandes
peleas, poderes especiales, intriga, honor y algo de fan service.
Todavía le
falta mucha cuerda a One Piece ¿llegará Luffy a ser El Rey Pirata? ¿Algún día
tendrá un interés romántico? ¿Con quién? ¿Los otros miembros de la tripulación cumplirán
sus sueños? ¿Qué pasó en esos 100 años perdidos? ¿El gobierno mundial será
derrocado?
En una obra
que lleva casi 20 años es difícil que no haya altas y bajas pero el maestro Oda
es sorprendentemente constante y su recompensa es tener una sólida base de
aficionados que parece difícil que lo abandonen en el “Nuevo Mundo” que ha
creado para conquistarlo.
Su diseño de personajes sui generis, al que cuesta algo de tiempo acostumbrarse, no ha sido impedimento para que resucitara lo que parecía perdido: el arte romántico de ser pirata de mar.
Su diseño de personajes sui generis, al que cuesta algo de tiempo acostumbrarse, no ha sido impedimento para que resucitara lo que parecía perdido: el arte romántico de ser pirata de mar.
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