La decisión
Es el último día de clases y es la última hora. Desde mi lugar en este mundo observo a mis compañeros. No creo que pueda llamarlos amigos. Con algunos he jugado, con otros tantos me he peleado. Bueno, decir que me he peleado es una exageración. Lo más correcto sería decir que me han atacado y yo los he ignorado. Es cierto, soy el raro pero ellos también tienen su lado de rareza aunque no se den cuenta. Por supuesto ahí está ella, esperando a fuera del salón. Uno no elige de quien se enamora. El hecho de que siempre huela bien, que tenga ojos verdes y que sencillamente sea hermosa no tiene nada que ver. Aunque si pienso en que al menos otros 30 en la escuela están enamorados de ella supongo que incluso alguien como yo puede notar una tendencia. A veces me pregunto si todos están enamorados de ella por las mismas razones. Si ellos verán en ese gesto que hace cuando se le olvida una libreta una mezcla de enojo divertido y alegría por lo inusual, o cuando frunce el ceño en la biblio...