El ataúd
De verdad que quiero hablar de cosas muy alegres. La entrada del día de hoy, les doy mi palabra, empezaba con una breve descripción del honor y después discurría sobre como la tecnología ha destruido la confidencialidad. Sin embargo a la mitad del asunto me desvié a lo que resultaría ser el verdadero tema de esta entrada. Así es la vida uno tiene una idea pero al final se debe hacer lo que se pueda hacer. Todavía en la actualidad la muerte resulta un rito intrincado. Uno de mis mejores amigos utilizó su primer pago para comprar un lote de fosas en un renombrado cementerio de mi localidad. Con todo las tumbas ya no son lo que eran antes. Majestuosas esculturas de finos materiales que se alzaban orgullosas desde el lugar dónde los restos de un hombre (no importaba que en vida hubiera sido mezquino, irritable, amable o despreciable) descansaban en paz. Hoy en día dichos monumentos a la muerte orgullosa (en el mejor de los casos) por motivos económicos se han reducido a una placa en dónd...