La sonrisa enorme
Antier por la noche me enteré de que una amiga querida se encontraba en el hospital e iba a ser intervenida al día siguiente. La noticia me tomó por sorpresa (que es como este tipo de noticias siempre llegan). Ella había ido con su hija en un tour tercermundista por Honduras y Guatemala. Fue un viaje difícil porque aunque iba a conocer esos países la verdad es que quería enseñar a su hija que la vida es mucho más complicada y difícil que simplemente ir a la escuela. Mi amiga se dedicó a dar clases de inglés a unos niños hondureños en un pueblito escondido en algún lugar del país. A pesar de tener mucha paciencia se encontró con la horma de su zapato, pues los niños (como todos los niños en ese tipo de regiones) resultaron bastante alevosos y se mostraron incontrolables incluso para ella. A decir verdad, mi amiga estaba acostumbrada a dar clases a grupos pequeños incluso a uno que otro niño problema pero el volumen hace toda la diferencia. No es lo mismo enseñar a tres niños inquie...